Eso
fue el Dr Fernando Trejos Escalante. Su don de gentes, su capacidad de
médico bien preparado, no necesitaba de ostentaciones falsas ni
de palabrería bana. Era hombre sencillo, siendo un valor como pocos
en Costa Rica. Los que tuvimos la suerte de tratarlo, siempre vimos en
él la persona idonea para los múltiples puestos que ocupó.
Fué un propulsor
del Seguro Social con ansias de darle al labrador lo que él merece:
libertad, decoro, buena posición social y económica. Como
estadísta poco le faltó por obtener la Presidencia de la
República.
Al igual que el Dr. Carlos
Durán Cartín, se inspiró en el trabajador desprotegido,
pero sin demagogia, en aquel que nos llegaba a los hospitales cubierto
de enfermedades y sin un salario acorde para luchar por su salud. Esa desprotección
del campesino contra el anquilostoma, contra la malaria, contra la desnutrición,
lo hacían caer, a temprana edad en nuestros hospitales de caridad.
Querían abrigo, comida y medicina. Triste panorama veíamos
todos los días, principalmente en el hospital San Juan de Dios,
viejitas y viejitos transparentes, les decíamos nosotros los médicos.
No eran gente entrada en años pero sus enfermedades los hacían
verse geriátricos. Las anemias ferroprivas los ubicaban en la categoría
de transparentes, y de pronto, los veíamos caer en cualquier paraje
sin un hálito de vida. Los coágulos que se producían
en sus extremidades inferiores emigraban a sus pulmones y corazón,
con un desenlace fatal.
Ese era el panorama que se vivía en esta pequeña república de tanto café, caña de azúcar, cacao y bananas. En el siglo XIX y dos terceras partes del siglo XX. Hombres como don Alfredo González Flores lucharon por mejores tributos entre 1914-1917, Dr. Solón Núñez Frutos (1923) esbozando una salud pública acorde. Don Cleto González Víquez desde la Junta de Caridad por una prestación médica más oportuna. Dr. Rafael Calderón Guardia, Monseñor Victor Ml. Sanabria Martínez y el Lic. Manuel Mora Valverde por las Garantías Sociales del trabajador.
Así mismo Fernando
Trejos Escalante y muchos otros que no habría espacio para mencionar,
han sido los continuadores de esas bases que nos legaron esos caudillos
de las libertades sociales y económicas del país.
Trejos Escalante hombre sabio, escribía sus historias clínicas y sus recetas en su máquina de escribir, una vez que lo visité en su propio consultorio, pude observar ese proceder. La gente sabia no le gusta esconder sus conocimientos bajo cuatro garabatos. Siempre ponderado y honesto, el Dr. Trejos calculaba sus aciertos.
Como médico internista su proceder era enriquecedor de juventudes médicas, sus sub-especialidades en nutrición y endocriología le dieron base para establecer el Departamento de Nutrición del Ministerio de Salubridad Pública. Sus estudios en Estados Unidos, Universidad Autónoma de México y Guatemala reafirmaron sus bases de experto en el campo de la alimentación humana.
Su inquietud por capacitarse como ciudadano erudito lo llevaron a estudiar Economía, Política y Economía Aplicada, pivotes básicos para su desempeño en las numerosas funciones públicas que asumió y que las pudo ejercer con gran solvencia moral y con gran capacidad.
Costa Rica ha perdido un gran valor, que los hombres cultos de esta nación han sabido aquilatar.