ARTÍCULO REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

 
Panencefalitis Esclerosante Subaguda:
Una Revisión Bibliográfica.

Dr. Mauro Núñez Ramos1,  Dra. Paula Valverde Cuevillas2


DESCRIPCIONES
Leucoencefalitis Esclerosante Subaguda.    Panencefalitis Esclerosante Subaguda.
Encefalitis por Cuerpos de Inclusión.      Encefalitis Esclerosante Subaguda.
Encefalitis de Dawson.

ABREVIATURAS

PEES: Panencefalitis Esclerosante Subaguda

Artículo recibido: 03-01-2001 - Aprobado: 06-04-2001


Abstract

Subacute Sclerosing Panencephaliteies (SSPE) is a strange but mortal complication presented severas years after an infection with the measles virus.  In spite of the big advances in the current medical science, we still don´t have a specific treatment for this disease, which would improve the survival of patients with this entity.

Massive vaccination against measles is therefore the main preventivea step lo avoid SSPE, unfortunately cases of SSPE have been describes secondary to measles vaccination but lo a much less degree of those who had measles disease.

The present article seeks to serve as a summary of the most important data that are in the current bibliography about SSPE, as well as to emphasize the importance of prevention with vaccination against measles to avoid SSPE.


Resumen

La Panencefalitis Esclerosante Subaguda (PEES) es una complicación rara pero mortal, que se presenta varios años después de una infección con el virus del sarampión.  Pese a los grandes avances en la ciencia médica actual, aún no contamos con un tratamiento específico contra la PEES que permita mejorar la sobrevida de los pacientes que cursan con esta entidad.

Por tal motivo dar énfasis en prevención, a través campañas de vacunación masiva contra el virus del sarampión, es sin duda alguna la estrategia a seguir.  Sin embargo, se han reportado casos posteriores a la inmunización, los cuales afortunadamente son sustancialmente menores a los que se registran tras una infección natural con el virus.

El presente artículo pretende servir como compendio de los datos más relevantes que se encuentran en la bibliografía actual, así como recalcar la importancia de la prevención de enfermedades infectocontagiosas en nuestra población.


Panencefalitis Esclerosante Subaguda

Reseña Histórica
En 1933, a través de una minuciosa inspección anatomopatológica, Dawson logra identificar unas pequeñas inclusiones celulares en los cerebros de los pacientes que sufrían de Encefalitis Letárgica (10, 1921), dicho logro bastó para designar aquella entidad bajo el nombre de Encefalitis por Cuerpos de Inclusión de Dawson.  En 1939 Pette y Döring y un año más tarde van Bogaert y de Busscher describieron cuadros similares que reportaron como padecimientos distintos al encontrado por Dawson (19, 21).  No fue hasta 1952 cuando Kalm unificó estas descripciones, reportándolas como una sola enfermedad (19).

En 1956 a Radermecker aporta un elemento de gran valor diagnóstico, los complejos periódicos en el electroencefalograma elemento muy sugestivo en el diagnóstico de la PEES (19, 21). Dichos complejos se designan hoy en día como complejos R en honor a su descubridor.  En 1959 Petsche y colaboradores demostraron los patrones electroforéticos en las proteínas del líquido cefalorraquídeo de los pacientes con PEES, en la que se observan bandas oligoclonales de inmunoglobulinas (18, 19).

No obstante, no es sino hasta 1965 cuando Bouteille y colaboradores describen que la ultraestructura de las inclusiones descritas por Dawson tiene una enorme semejanza estructural con las observadas en cultivos de virus del sarampión (19).  Este gran avance permite que en 1967 Freeman y colaboradores demuestren por inmunoflorescencia el antígeno del sarampión en el tejido cerebral de pacientes con PEES, aclarando de una vez por todas el misterio de su etiología.  Estudios posteriores como los de Connolly y colaboradores demostraron la presencia del antígeno contra el sarampión y su respectivo anticuerpo en el líquido cefalorraquídeo y en el suero de los pacientes infectados con esta encefalitis (19).

Microbiología Clínica
El agente causal de la PEES, el virus del sarampión es un miembro de la familia de los paramixovirus, la cual tiene semejanza morfológica con la familia de los virus de la influenza, aunque se distinguen de los anteriores por ser un poco más pequeños, midiendo entre 100 a 700 nm (5).  Su estructura esta conformada por seis proteínas, tres de las cuales forman el complejo ARN viral, mientras que los tres restantes constituyen su envoltura (5).

Las proteínas nucleares están conformadas por la Proteína NP, la cual constituye la nucleocápside helicoidal del virus y por las Proteínas L y P, las cuales participan en la transcripción y replicación del virus (5, 12).  Por su parte, las proteínas estructurales están constituidas por la  Glucoproteína NH, cuya función es facilitar la adherencia del virus a la célula del huésped, por la Glucoproteína F la cual media la fusión de la membrana viral y por la Proteína de Matriz o Proteína M, la cual entrelaza el complejo RNA viral con estas dos proteínas anteriores (5, 12).

Epidemiología
Esta enfermedad es más frecuente en individuos que han adquirido el sarampión antes de los dos años de edad (11, 21), este antecedente se encuentra en el 50 % de los casos de PEES.  La edad promedio de inicio es a los diez años, con una proporción de dos a uno, con predominio en el sexo masculino y suele ser más común en el área rural que en el área urbana (4).

Etiología
La PEES ocurre tras la siembra en el sistema nervioso central durante una infección natural con el virus del sarampión o excepcionalmente tras la inmunización (13).  Cerca de un tercio de los niños que adquieren sarampión presentan pleocitosis transitoria en líquido cefalorraquídeo, así como cambios reversibles en el patrón encefalográfico (9).

La ausencia de complemento en el sistema nervioso central así como la capacidad de los anticuerpos contra el sarampión para remover antígenos específicos de las células infectadas, proveen una posibilidad de escape del sistema inmune para estos virus (12).  La remoción de antígenos de superficie por anticuerpos contra el sarampión previene el reconocimiento de las células T y en ausencia de complemento, no hay efecto citolítico contra las células infectadas (12).  Los anticuerpos contra el sarampión en la superficie de las células infectadas podrían bloquear la producción de la proteína M, por lo cual la replicación viral sería defectuosa (12).  Los componentes defectuosos de estos virus, se acumularían dentro de las células, destruyéndola gradualmente y liberando más antígeno con consecuente aumento de los títulos de anticuerpos contra las proteínas del virus defectuoso (12).

Esta explicación es consistente con los hallazgos histopatológicos en los cuales hay acúmulo intracelular de nucleocápsides vitales y aumento de anticuerpos contra las 5 proteínas del virus del sarampión pero no contra la proteína M en el líquido cefalorraquídeo (12).


Anatomía Patológica
Los cambios anatomopatológicos consisten en cambios típicos de una encefalitis difusa, que generalmente abarca ambos hemisferios y tronco cerebral, tanto en el ámbito de la sustancia gris como de la sustancia blanca, con predominio sobre esta última (10).  Consisten en infiltrados perivasculares con predominio de linfocitos y mononucleares asociados a destrucción celular (19).  En estadíos crónicos es posible encontrar marcada atrofia con esclerosis importante y desmielinización difusa de los hemisferios cerebrales (10). No obstante, el dato histopatológico más relevante consiste en las nucleocápsides virales atrapadas en las células del sistema nervioso, estas inclusiones homogéneas eosinofílicas se conocen como Cuerpos de Cowdry tipo A, los cuales son predominantes sobre los cuerpos de Cowdry tipo B, los cuales son inclusiones más pequeñas que se encuentran en menor cantidad (19).

Estos hallazgos son claros en estadíos tempranos de la enfermedad, pero conforme el curso de esta avanza los signos inflamatorios así como las partículas virales son menos frecuentes, por lo cual la biopsia de cerebro no se contempla como un examen de rutina (21).

Manifestaciones Clínicas
Esta enfermedad suele tener sus manifestaciones entre los cuatro y los veinte años, siendo más frecuente su inicio en la edad escolar temprana (1).  Generalmente los pacientes tienen un antecedente de una infección con el virus del sarampión a una edad temprana, antes de los 2 años, seguido de un período asintomático de 6 a 8 años (9).  Para su estudio podemos dividir a la Panencefalitis Esclerosante Subaguda en cuatro grandes estadíos, de acuerdo a la evolución natural de la enfermedad.

El primer estadio se caracteriza por tener un inicio insidioso, presentando cambios de la  personalidad y deterioro intelectual (16), siendo el hallazgo más característico el pobre rendimiento escolar (11).  Los cambios en el comportamiento suelen ser sutiles al principio seguido por una progresión hacia un comportamiento más aberrante (4).  Las manifestaciones mentales pueden incluir pérdida de la memoria y disminución del vocabulario entre otras (19), por su parte las alteraciones del comportamiento varian desde apatía e irritabilidad o por el contrario excitación, además se pueden presentar sialorrea, risa y temores inmotivados (19).

El segundo estadio se caracteriza por la presentación de fenómenos convulsivos y trastornos motores presentándose 2 meses más tarde (19).  Lo más característico de esta fase son los fenómenos convulsivos que son predominantemente mioclonías inicialmente de la cabeza y subsecuentemente del tronco y las extremidades, sin cambios en el estado de consciencia, las cuales producen caídas bruscas del paciente, lo que no debe confundirse con ataxia (19).  Estos fenómenos convulsivos pueden desencadenarse por estímulos táctiles o luminosos y generalmente desaparecen con el sueño (21).  También pueden presentarse convulsiones tipo Gran Mal (19).  Los fenómenos motores pueden manifestarse como alteraciones del movimiento de tipo coreico o atetósico, imposibilidad para la marcha, que generalmente evoluciona hacia la incapacidad del individuo para mantener una posición determinada (19).

En el tercer estadio suele aparecer un cuadro extrapiramidal    con signos y síntomas de Parkinsonismo,    como fascie inexpresivo, voz monótona y rigidez característica (19), se evidencia un deterioro mental que progresa a demencia y postración al perder la capacidad de caminar y sentarse (19).

En el cuarto estadio todas las funciones mentales superiores se han perdido (19), suele haber poca o ninguna respuesta a los estímulos externos (16) puede presentarse rigidez, hipertonía con posturas de decorticación, o bien flacidez (4), el paciente suele encontrarse caquéctico, con complicaciones propias de un encamamiento prolongado (19), que pueden acompañarse de una variedad de signos de disfunción hipotalámica, entre los cuales destacan la inestabilidad vasomotora, la hipertermia, la sudoración profusa, así como alteraciones en el pulso y la presión arterial (16), en esta etapa la respiración puede volverse irregular y estertorosa (16), generalmente presentan un desenlace fatídico debido a procesos infecciosos asociados (19).  La muerte generalmente sobreviene de 1 a 3 años posterior al inicio del cuadro, cerca de un 10% experimenta un curso más prolongado con un o más remisiones, otro 10% presenta un curso fulminante en el cual la muerte se presenta a los tres meses de los síntomas iniciales (1).  En algunos casos se ha reportado pérdida de la visión asociada a coriorretinitis focal, ceguera cortical y ocasionalmente atrofia óptica (16).

Diagnóstico
El diagnóstico puede lograrse por medio de la clínica, el electroencefalograma característico, la electroforesis de las proteínas del LCR y los títulos de anticuerpos contra el sarampión presentes en el LCR y en el plasma de los pacientes, los que suelen ser sumamente altos (9).

En el electroencefalograma se observan complejos periódicos R, los cuales corresponden a descargas corticales generalizadas de complejos de onda punta cada 5 a 7 segundos, sincrónicos, generalmente asociados a las mioclónias (10, 20, 21).

El estudio citoquímico del líquido cefalorraquídeo suele ser normal en más de las dos terceras partes de los pacientes estudiados, mientras que en el tercio restante hay una ligera elevación de las proteínas a expensas de las gamaglobulinas, pudiendo encontrarse también un ligero de los linfocitos (19).

La elevación de las gamaglobulinas ocurre especialmente por el aumento de la Ig G, esta elevación produce una banda oligoclonal conocida como "curva dorada" en los estudios electroforéticos del líquido cefalorraquídeo (16).  Dicha gamnopatía oligoclonal se puede observar en un 70% de los casos de estudios electroforéticos realizados en el suero de los pacientes y en un 100% de las electroforesis realizadas en el líquido cefalorraquídeo (10). Es posible determinar anticuerpos contra todos los componentes proteicos del virus del sarampión excepto contra la proteína M, tanto en suero como en líquido cefalorraquídeo (19).  La relación de anticuerpos contra el sarampión en suero y líquido cefalorraquídeo, suele estar desproporcionalmente aumentada a favor de este último (10).

La tomografía axial computada puede utilizarse para apoyar el diagnóstico clínico, pudiendo ser normal en estadíos iniciales (8).  Conforme progresa la enfermedad la tomografía axial computada es más predictiva mostrando aumento del sistema ventricular, con ensanchamiento de los surcos y lesiones multifocales de baja densidad que probablemente estén en relación con cambios atróficos y con áreas de desmielinización (8).

Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial incluye diversas enfermedades cerebrales de depósito, poliodistrofias, leucodistrofias y enfermedades desmielinizantes pueden presentar demencia progresiva, convulsiones y parálisis, lo cual puede mimificar a la panencefalitis esclerosante subaguda (4).  Otras infecciones por virus lentos, como la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y la panencefalitis progresiva por rubéola deben descartarse (4).  Así mismo, debe investigarse la posibilidad de enfrentarse a la epilepsias mioclónicas progresivas donde se debe realizar estudios para descartar enfermedad de Lafora, enfermedad de Unverritch-Lundborg, cereidolipofuscinosis, sialidosis y citopatías mitocondriales como la Epilepsia Mioclónica con Fibras Rojas Rasgadas (MERRF) y la Encefalomielopatía Mitocondríal con Fibras Rojas Rasgadas y Episodios Tipo Accidente Vascular Cerebral (MELAS) (21).

Prevención
Tras la implementación rutinaria de la inmunización contra el sarampión la incidencia de PEES ha disminuido drásticamente (11, 21).  La probabilidad de adquirir PEES tras una infección natural es de aproximadamente uno en cien mil  casos, mientras que es excepcionalmente raro adquirirla tras la vacuna, la cual se ha reportado como agente causal en uno por cada millón de inmunizaciones (13).  La vacuna contra sarampión, rubéola y paperas se aplica a los quince meses de edad y cuenta con dos refuerzos, el primero entre los seis y siete años y el segundo entre los catorce y los dieciocho años (7).  También se ha descrito inmunidad transitoria a través de la lactancia materna, la cual la ha perdido el 80% de los niños después de los nueve meses (7).

Tratamiento
En la actualidad no existe tratamiento curativo para PEES (11, 16, 21).  El tratamiento de soporte va dirigido a mejorar los síntomas propios de la enfermedad, tales como las convulsiones que pueden ser controladas al menos parcialmente por drogas como el valproato de sodio y fisioterapía la cual puede ser beneficiosa para los trastornos piramidales.

No se ha demostrado que los agentes antivirales mejoren el pronóstico de los pacientes (21).  Algunos medicamentos como la isoprinosina, (inosiplex) un inmunomodulador sintético que afecta la actividad de las células asesinas así como la función de los linfocitos T y los monocitos (15), a dosis de 100mg/kg/d, se encuentran en etapas de investigación con resultados preliminares que apuntan hacia una mejor calidad de vida, pero que sin ser concluyentes en cuanto a mejorara el pronóstico (4).  Otros intentos terapéuticos con esteroides e interferon no han modificado la evolución de PEES (8).

Pronóstico
Cerca del 80% de los pacientes fallecen entre los 18 y 24 meses posteriores al diagnóstico de la PEES (19), excepcionalmente puede ocurrir una recuperación entre la segunda y tercera etapa de la enfermedad, sin embargo la mayoría quedan con un retardo mental marcado (19).  La sobrevida casi nunca es mayor a los cuatro años, no obstante se han publicado casos de sobrevida de hasta ocho años (19).

Referencias
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Anexos

Tabla 1

ESTADIO    
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Primero
Cambios de personalidad
• Apatía
• Irritabilidad
• Temores inmotivados
Deterioro intelectual
• Pérdida de la memoria
• Disminución del vocabulario
• Bajo rendimiento escolar
Segundo 
Fenómenos convulsivos
• Mioclonías
• Crisis tónico-clónicas
Fenómenos motores
• Coreoatetosis
• Imposibilidad para la marcha
Tercero 
Disfunción mental superior
• Demencia
Disfunción autonómica
• Rigidez
• Temblor
Cuarto    
• Voz monótona
• Fascie inexpresivo
Disfunción piramidal acentuada
• Postración
• Posturas de decorticación
• Poca respuesta a estímulos externos
Disfunción hipotalámica
• Inestabilidad vasomotora
• Hipertemia
• Sudoración profusa
• Alteración del pulso

  1. Médico y Cirujano, Departamento de Emergencias.  Clínica Integrada Area de Salud de Coronado.
  2. Médico y Cirujano, Consulta Externa.  Clínica Marcial Fallas, Desamparados.
CORRESPONDENCIA
Mauro Núñez Ramos.  Apdo. 251-2150.  San José, Costa Rica.  Correo electrónico: maremao@sol.racsa.co.cr. Tel./Fax: 285-5756.  Cel: 395-3440.