
© 2017. Asociación Costarricense de Medicina Legal y Disciplinas Afines
Medicina Legal de Costa Rica - Edición VirtualVol. 34 (1), Marzo 2017. ISSN 1409-0015
estima que por cada acto completado de suicidio en la población adulta, ocurren de dos a cuatro intentos. Esto muestra que una
alta proporción de los actos suicidas son fatales
23
. Como se ilustra en el gráco 18, se reportó un 7.2% de individuos con intento
previo suicida, un 24.32% que expresaron en el pasado el deseo de quitarse la vida y un 68.46% del cual no se tenía información
para descartar la ausencia de dichos factores. En el estudio de esta variable, se encuentra la debilidad de que no se dispone del
dato de manera sistemática. Además, respecto al deseo expresado, es un factor que depende de quién es el informante, dado que
el individuo pudo haber manifestado tal deseo, pero la entrevistado podía desconocer tal hecho.
Comparado con grupos etarios más jóvenes, la historia de una conducta suicida previa es menos frecuente en adultos mayores.
Sin embargo, estudios de seguimiento han mostrado que los adultos mayores con intento previo tienen altas tasas de repetición.
Por ejemplo, un estudio prospectivo de 1117 adultos mayores que se presentaron con auto-lesiones en varios hospitales generales
en Inglaterra, mostró que 12.8% recurrían con auto-lesión y 1.5% morían por suicidio dentro de los próximos 12 meses
24
.
Como se aprecia en el cuadro 19, son 9 los casos en los cuales existía documentación de una carta asociada al evento. No
obstante, existe la limitante de que no es un dato reportado sistemáticamente en los expedientes médico legales.
El estudio de las notas de suicidio proporciona información sobre los motivos, factores psicodinámicos y el estado mental de los
individuos que preceden al suicidio. Estas contienen información que puede ser más representativa del sujeto, en comparación
con la proporcionada por otros informantes. Este campo no ha sido abordado con frecuencia y se debate si los hallazgos pueden
ser generalizados. Múltiples estudios concluyen que no hay diferencias signicativas entre poblaciones que dejan una nota
con respecto a las que no lo hacen, sin embargo hay inconsistencias en los hallazgos (por ejemplo género, edad, desordenes
psiquiátricos, etc.) que impiden hablar de ambas poblaciones como un igual. No obstante, el grupo de individuos que deja una
nota, representa una proporción signicativa de las personas que se suicidan, por lo que se pueden obtener visiones provechosas
de ese subgrupo substancial
25
.
A pesar de que hay pocos estudios respecto a las notas de suicidio en adultos mayores, uno de los primeros describió como en
una población de Los Ángeles, Estados Unidos, los adultos mayores eran más propensos a describir problemas de salud, dolor,
limitaciones funcionales, soledad y aislamiento como razones de suicidio en comparación a jóvenes. Un estudio que analizó 88
notas de suicidio en casos ocurridos entre el 2007 y el 2012 en Nueva Zelanda mostró como motivos más comunes de suicidio,
en orden descendente de frecuencia: disminución de la calidad de vida y percepción de la vida como una lucha invencible,
problemas de salud física, dependencia funcional, temor a ser internados en una institución de cuido, y otros eventos estresores
como problemas legales, económicos o interpersonales
25
.
Como se muera en el cuadro 20, se reportó un 13.51% de la muestra estudiada positiva para drogas de abuso, con un 8.1%
para los cuales no se logró obtener el reporte. Del grupo asociado a drogas de abuso, como se muestra en el cuadro 21, las
benzodiacepinas (46.67%), los opiáceos (13.33%) y la combinación de benzodiacepinas junto con opiáceos (13.33%) constituyen
el grupo de drogas más prevalentes en el reporte toxicológico de la muestra.
Los antidepresivos, antipsicóticos, sedantes e hipnóticos han sido asociados con aumento de riesgo de suicidio, sin embargo
luego de que se compensa el trastorno psiquiátrico de fondo, ya sea afectivo o de ansiedad o psicótico, ni los antidepresivos ni los
antipsicóticos se asocian con un riesgo aumentado de suicidio. No obstante, los sedantes e hipnóticos sí se asocian fuertemente,
aun cuando la indicación inicial por la que se prescribieron haya sido resuelta
26
.
El tratamiento con sedantes y/o hipnóticos se asocia con un riesgo 4 veces mayor de cometer suicidio
26
. Este aumento en el riesgo
de suicidio podría explicarse porque estas drogas pueden desencadenar comportamiento agresivo. Sin embargo, este hallazgo
no implica causalidad, ya que es posible que estas drogas sean marcadores de otros factores relacionados con riesgo de suicidio,
tales como enfermedad somática, alcoholismo, problemas interpersonales, carencia de red de apoyo, trastornos del sueño, entre
otros. Las interacciones farmacológicas entre las benzodiacepinas y el alcohol podrían intensicar las tendencias impulsivas, lo
cual puede aumentar aún más este riesgo
26
. Por lo tanto, dado que la tasa prescripción de estos medicamentos en esta población
en particular es tan alta, la prescripción debe ser precedida de una evaluación cuidadosa del riesgo de suicidio
26,27
.
El cuadro 22 documenta un 74.77% de individuos con ausencia de alcoholemia, 15.31% de individuos con presencia de esta,
un 8.1% no reportado, y un 1.8% en los cuales la muestra no presentaba las condiciones adecuadas o no se logró determinar la
ausencia o presencia de etanol en sangre. De los casos en los cuales el reporte toxicológico armaba la presencia de etanol en
sangre, la mayoría presentaba niveles de 200 mg/dl o más (41,18%).
Se sabe que el alcohol induce décit atencional, deterioro cognitivo, desinhibición, depresión, disforia, agresividad, impulsividad