
REVISTA MEDICINA LEGAL DE COSTA RICA Vol. 37 (2) Septiembre 2020
REVISTA MEDICINA LEGAL DE COSTA RICA
ISSN 2215-5287
un daño funcional o estructural debido a que el cerebro es libre de moverse y además como resultado de la
inercia este mismo inicia el movimiento tiempo después de que comienza la aceleración (7).
Existen tres tipos de aceleración: traslacional o lineal, rotacional y angular. La lineal ocurre cuando el centro
de gravedad del cerebro se mueve en línea recta hacia cualquier dirección sin que haya giro de la cabeza
por lo que es poco frecuente de manera aislada. La aceleración rotacional, se produce cuando hay rotación
alrededor del centro de gravedad del cerebro sin que el centro se mueva, y por último las aceleraciones
angulares, se definen como la combinación de los dos tipos mencionados anteriormente; lo cual provoca
dinámicas de cizallamiento, tracción y compresión del tejido cerebral, desencadenando un espectro de
anormalidades patológicas en los axones que conducen a una desconexión axonal que se traduce en el daño
axonal difuso (7-10).
El daño axonal difuso es una causa frecuente de coma y discapacidad grave después de un trauma
craneoencefálico, se estima que se presenta hasta en un 41% de los pacientes con este tipo de trauma. Desde
el punto de vista clínico, se puede manifestar con confusión, pérdida de la consciencia y coma (11,12). De
acuerdo con la gravedad clínica, se puede clasificar en leve cuando el coma dura de 6 a 24 horas, moderado
cuando el coma dura más de 24 horas sin postura de descerebración o flacidez y grave cuando el coma
sobrepasa las 24 horas y asocia una postura de descerebración o flacidez, presentando una mortalidad cerca
del 50% (13,14).
Adams et al (15) describieron tres grados de daño axonal difuso basados en estudios neuropatológicos: el
grado 1 muestra daño axonal difuso microscópico generalizado, grado 2 cuando existen anormalidades
focales en el cuerpo calloso y el grado 3 cuando dichas lesiones abarcan el tronco encefálico. Los sitios
afectados más frecuentes son los lóbulos frontales y temporales, el cuerpo calloso, corona radiada, cápsula
interna y protuberancia (16,17) .
En cuanto a los estudios complementarios se ha demostrado que la tomografía computarizada en
comparación con la resonancia magnética tiene una sensibilidad limitada debido a la ubicación donde
frecuentemente se presenta el daño axonal difuso, con una sensibilidad limitada para el tipo hemorrágico y
no documenta el tipo no hemorrágico (16,18). Entre los hallazgos clásicos se describe la hemorragia
petequial, la cual solamente se reporta en el 10-50% de los casos, el edema y puede asociarse la hemorragia