
REVISTA MEDICINA LEGAL DE COSTA RICA ISSN 2215 -5287 Vol. 36 (1) Marzo 2020
La CoA puede presentarse a cualquier edad, sin embargo, la mayoría realiza su debut durante la infancia
[1,11]. La presentación sigue una distribución bimodal, siendo más severa durante el período neonatal;
durante la niñez y la etapa adulta los casos son de menor severidad [14].
La CoA se puede dividir en dos grupos, CoA crítica y CoA asintomática. En la primera, durante los dos
primeros meses de vida se observan síntomas severos, que sin tratamiento pueden llevar a la muerte; en la
asintomática, la característica principal es la aparición tardía de hipertensión en las extremidades superiores
[13].
En el período neonatal, posterior al cierre del ducto arterioso, la CoA severa provocará hipoperfusión por
debajo del nivel del defecto, así como disfunción renal y acidosis metabólica. Además, puede asociar un
aumento en la poscarga del ventrículo izquierdo, y generar falla cardíaca. El diagnóstico se puede
obscurecer ante la presencia del ducto arterioso permeable, ya que este deriva el flujo sanguíneo por debajo
del defecto aórtico, logrando de esta manera un adecuado suministro del flujo sanguíneo [5].
Los hallazgos clásicos de la CoA son: ausencia, retraso o disminución de los pulsos femorales, un gradiente
de presión arterial brazo-pierna en posición supina mayor a 20mm Hg y un murmullo sistólico debido al
rápido flujo sanguíneo a través de la CoA, o asociado a otras lesiones cardíacas [5,13]. La medición de la
presión arterial debe incluir ambos miembros superiores, ya que ante la presencia de una arteria subclavia
derecha aberrante y/o un arco aórtico hipoplásico, puede llevar a un gradiente de presión erróneo [5].
Posterior al período neonatal, la clínica varía según la localización y grado de severidad de la CoA, de la
extensión de la circulación colateral y de si presenta una cardiopatía congénita asociada [5]. Los síntomas
pueden estar ausentes en el caso de un paciente con desarrollo de circulación colateral, estos vasos se
originan de la arteria torácica interna, arteria subclavia, tronco tirocervical, arterias vertebrales y espinales
anteriores, los cuales suplen el flujo sanguíneo a la aorta descendente [1]. El hallazgo clásico en los pacientes
adultos que no han sido diagnosticados con CoA es la hipertensión arterial (HTA). Además, pueden
presentar aneurismas intracraneales, hipertrofia del ventrículo izquierdo y falla cardíaca congestiva [1,5].
Diagnóstico
El diagnóstico prenatal reduce la mortalidad y morbilidad neonatal, se realiza mediante el ultrasonido
antenatal. Ante la presencia de hallazgos compatibles con anormalidades en el corazón fetal, o con factores
de riesgo familiares, deben ser referidos a un centro especializado para la realización de un Ecocardiograma
(Eco) fetal y su debido seguimiento posnatal. A pesar del tamizaje prenatal, el diagnóstico de CoA continúa
siendo un reto, ya que menos de un tercio de los casos son detectados mediante este método [5,13,15,16].
El estudio por imagen de elección para el diagnóstico de la CoA en el paciente pediátrico es el Eco
transtorácico, que permite evaluar la lesión aórtica y su severidad, así como la presencia de defectos
cardíacos asociados. A pesar de que este estudio proporciona imágenes precisas de la aorta, existen
limitaciones al ser operador dependiente; la visualización de la CoA se puede ver limitada por la pobre
ventana acústica, con un valor limitado para valorar estructuras extracardíacas y circulación colateral,
además de ser un procedimiento invasivo [1,5].
En pacientes con eco transtorácico no proporciona información suficiente para realizar el diagnóstico, se
prefiere la utilización de la tomografía axial computarizada (TAC) o la resonancia magnética (RM), las
cuales proveen detalles anatómicos precisos del sitio de la coartación. Sin embargo, en el paciente pediátrico
se prefiere el uso de la RM sobre la TAC, ya que esta última expone al paciente a radiación ionizante [1,5].
La angiografía por catéter es el estudio por imagen que mejor valora la presión de gradiente a través de la
CoA, y proporciona imágenes de alta resolución de la aorta. Además, permite una adecuada evaluación de
la circulación colateral. Por su naturaleza invasiva y la exposición a radiación, se prefiere que dicho estudio
sea realizado cuando se consideran como opciones terapéuticas la angioplastia por balón o la colocación de
una endoprótesis [5].
La radiografía de tórax tiene poca especificidad en pacientes jóvenes, en pacientes mayores el hallazgo
sugestivo de la CoA es el signo del “3”, consiste en la identación de la aorta en el sitio de la coartación, con