
REVISTA MEDICINA LEGAL DE COSTA RICA ISSN 2215 -5287 Vol. 36 (1) Marzo 2019
mediastinica, burbuja gástrica o la presencia del
hígado en la cavidad torácica y anasarca fetal.
Algunas características de las imágenes pueden
predecir la evolución, como por ejemplo la
relación entre el tamaño del pulmón y de la cabeza
(LHR). No obstante, ninguna característica
predice de forma fiable la evolución. Después del
parto se confirma el diagnostico con una
radiografía de tórax. En los casos donde hay
presencia de una masa torácica ecogénica es
necesario utilizar otras técnicas de imagen.
El diagnóstico diferencial puede abarcar otros
trastornos diafragmáticos, como eventración, una
lesión pulmonar quística (secuestro pulmonar,
malformación quística adenomatoide) y otros. Si
se llega al diagnóstico en una fase temprana del
embarazo se puede realizar un asesoramiento
prenatal, se pueden llevar a cabo intervenciones
en el feto y se pueden planificar los cuidados
posnatales. Se aconseja trasladar al paciente a un
centro con un servicio de obstetricia para casos de
alto riesgo, cirugía pediátrica y neonatología de
cuidados terciarios. Para detectar otras posibles
anomalías se debe realizar una ecocardiografía y
una amniocentesis. Para evitar un final
innecesario y esperanzas poco realistas es
necesario que un grupo multidisciplinar con
experiencia asesore a los padres de un niño
diagnosticado de hernia diafragmática.
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Las lesiones del diafragma deben ser sospechadas
también ante politraumas y en heridas penetrantes
de la transición tóracoabdominal. La severidad del
cuadro depende de las lesiones asociadas que
muchas veces dificultan el diagnóstico inicial de
la lesión retrasando el tratamiento precoz.
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La
HDC de presentación tardía es una anomalía
congénita rara con una amplia gama sintomática
de presentación. El diagnóstico en niños mayores
es excepcional, pero que debe tenerse en cuenta
ante un cuadro sugestivo y un estudio radiológico
oportuno para así obtener un diagnóstico correcto
y el éxito en el resultado.
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Sintomatología
Al nacimiento en las formas más graves, la
primera manifestación es una puntación Apgar
inexplicablemente baja. La dificultad respiratoria
puede ser tan grave que se requieran medidas de
reanimación neonatal energéticas.
La dificultad respiratoria es un signo cardinal en
los bebes con HDC. Los bebes presentan cianosis
grave y dificultad respiratoria inmediata desde el
primer minuto u horas de vida, aunque puede
existir un periodo de hasta 48 horas durante el cual
él bebe está relativamente estable. La dificultad
respiratoria temprana en las 6 primeras horas de
vida se considera un signo de mal pronóstico. La
dificultad respiratoria se caracteriza clínicamente
por taquipnea, quejidos, utilización de la
musculatura accesoria y cianosis. Los niños con
HDC también presentan un abdomen escafoideo o
excavado y aumento del diámetro de la pared
torácica, el mismo distendido. Los ruidos
intestinales pueden escucharse en el tórax con
atenuación bilateral de los sonidos respiratorios,
ausencia del murmullo vesicular del lado
afectado. El punto de impulso máximo cardiaco
puede estar desplazado y alejado del lugar de la
hernia si se ha producido desplazamiento del
mediastino. Para confirmar el diagnóstico basta
con una radiografía de tórax y la introducción de
una sonda nasogástrica. En un pequeño grupo de
pacientes, las manifestaciones se presentaran
después del periodo neonatal. Estos pacientes
pueden experimentar vómitos secundarios a
obstrucción intestinal o síntomas respiratorios
leves. En ocasiones, la encarcelación del intestino
acabara en isquemia con sepsis y shock. Una
hernia diafragmática no diagnosticada es una
causa rara de muerte súbita en lactantes y niños.
La sepsis por estreptococos del grupo B se ha
asociado a un inicio tardío de los síntomas y a
HDC (a menudo del lado derecho).
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En la hernia diafragmática traumática los
síntomas más comunes son disnea, tos,
palpitaciones, constipación, nauseas, vómitos y
distensión abdominal. La complicación más seria
es la perforación de una víscera hueca,
produciendo un absceso intratorácico, empiema
pleural y eventualmente septicemia.
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En la última década, la medicina perinatal ha
concentrado su interés en el estudio prenatal de la
hernia diafragmática congénita, específicamente
sobre la investigación de marcadores prenatales,
para una evaluación fiable con fines pronósticos
de la gravedad de la hipoplasia pulmonar; así
mismo, para evaluar predictores indirectos de