
Vol. 35 (2) Septiembre 2018 ISSN 2215-5287 Medicina Legal de Costa Rica
2018 Asociación Costarricense de Medicina Legal y Disciplinas Afines
después de los cuarenta y cinco años y dura
por aproximadamente cuatro años, rodeando
la fecha previamente discutida. (1,6).
Dentro de los cambios sistémicos se
encuentran los vasomotores, cambios en el
sueño, alteraciones en el estado cognitivo,
estado de ánimo, entre otros. En cuanto al
sistema genitourinario femenino están el
encanecimiento y escasez del vello púbico,
disminución de las secreciones vaginales
reduciendo la lubricación y aumentado el
discomfort coital, pérdida de grasa
subcutánea en los labios mayores y los labios
menores pueden irritarse y ser friables,
acortamiento, estrechamiento y reducción en
la distensibilidad vaginal, esto último ligado
a la pérdida de vascularidad donde las fibras
de colágeno se tienden a fundir y hialinizar,
depósito de lipofucsina en el estroma y las
fibras elásticas también presentan
fragmentación y aumenta el tejido conectivo
lo que acarra una pérdida de elasticidad (1,4).
En cuanto al flujo sanguíneo, la lámina propia
de la vagina al alcanzar la capa muscular
contiene un plexo venoso que da la apariencia
de un tejido eréctil y como una de las
respuestas fisiológicas para la estimulación
sexual es la vasocongestión en la pared
vaginal, el funcionamiento normal de este
plexo se asume puede ser importante para la
fisiología vaginal; sin embargo, con el
decline en las concentraciones estrogénicas
durante el climaterio el flujo sanguíneo
vaginal disminuye o que conlleva a la
presencia de signos y síntomas. Durante la
menopausia las arterias vaginales disminuyen
su diámetro y el número de vasos sanguíneos
pequeños disminuye asociado a un posible
engrosamiento de la pared de estos, aunque
numerosas anastomosis proveen control
regulado del flujo sanguíneo. Esto también,
además de lo mencionado, ocasiona el
cambio en la coloración de la pared vaginal a
una tonalidad más pálida. Estos son los signos
asociado a atrofia vaginal (ver más adelante)
que son diferentes a aquellos ligados a
inflamación sugestiva de vaginitis (eritema,
petequias, aumento de la vascularidad,
friabilidad y descargas sanguíneas) (4,5).
Por su parte, en la uretra, que también
presenta receptores de estrógenos (junto al
trígono vesical y el cuello posterior de la
vejiga), se observa que su abertura se vuelve
más cercana al introito vaginal por la
reducción del tejido adiposo y atrofia de los
labios por lo que la manipulación vaginal
puede causar a su vez problemas uretrales,
entre los que se puede encontrar la carúncula
uretral visto como una proliferación de tejido
en la apertura de la uretra, prolapsos o pólipos
(4,6,7).
Por último, y con mayor impacto se encuentra
la atrofia vaginal que es una inflamación de la
vagina que se desarrolla cuando hay un
decline significativo en los niveles de
estrógenos circulantes, el cual, como se ha
mencionado previamente, juega un papel
importante en el mantenimiento de los tejidos
vaginales saludables y lubricados. Durante la
perimenopausia los niveles de estradiol son
de alrededor 120 ng/L, en la postmenopausia
estos niveles disminuyen hasta alrededor de
18 ng/L. La androstenediona volviéndose el
andrógeno más importante en la mujer
postmenopáusica y la mayoría de la
tesosterona secretada es transformada
directamente en estradiol por medio de los
ovarios. A medida que los niveles de
estrógeno disminuyen el epitelio vaginal
pierde sus pliegues y se vuelve delgado y
pálido o también puede tornarse eritematoso
con hemorragias petequiales finas. En general
hay una disminución del trofismo vaginal y
su secreción, con debilitamiento, a su vez, de
su musculatura (4,6,7).
Entre los factores que pueden aumentar la
atrofia se encuentra el uso de tabaco, este
tiene un efecto directo en el epitelio escamoso
vaginal disminuyendo la biodisponibilidad de
estrógeno y disminuye la perfusión
sanguínea. Otro factor de riesgo son los
niveles de andrógenos como la testosterona y