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Gestión en Salud y Seguridad Social • ISSN: 2215-6216 • Vol. 2 (1): e200, Enero-Diciembre, 2023
(Publicado Dic. 06, 2023)
Innovación: de las ideas a los hechos
Innovation: from ideas to facts
Rafael Ángel Herrera Mora1; https://orcid.org/0009-0001-5134-2911
1. Ingeniero, Auditor, Caja Costarricense de Seguro Social. Correo electrónico: rherreram@ccss.sa.cr
Recibido 03 de octubre de 2022. Aceptado 27 de octubre de 2022.
https://doi.org/10.62999/gestion.v2i1.200
Al escuchar el término innovación, resulta muy común
pensar de primera entrada en las palabras cambio, novedad,
mejora, entre otras, que nos dan una idea de lo que puede
tratar un concepto de esa magnitud.
Al respecto, la segunda edición del Manual de Oslo in-
dica que “innovar es utilizar el conocimiento, y generarlo si es
necesario, para crear productos, servicios o procesos, que son
nuevos para la empresa, o mejorar los ya existentes, consiguien-
do con ello tener éxito en el mercado” (1).
Por su parte, el Libro verde de la innovación, publicado
por la Comisión Europea, señala que la “innovación es sinóni-
mo de producir, asimilar y explotar con éxito una novedad, en
las esferas económica y social, de forma que aporte soluciones
inéditas a los problemas y permita así responder a las necesida-
des de las personas y de la sociedad” (2).
En ese sentido, la innovación se interpreta como un pro-
ceso de transformación que materializa una idea en valor,
para la organización donde se lleva a cabo. Dicho de otra for-
ma, es pasar de las palabras a los hechos, aportando positiva-
mente a la instancia o al proceso donde se ejecuta.
Aunque esto pueda parecer algo sencillo, desde una óp-
tica responsable, y más para el contexto del sector público, es
un proceso que incluye múltiples acciones que deben efec-
tuarse de manera cuidadosa, como el justificar los recursos
requeridos y el proyectar los resultados a obtener, demos-
trando los beneficios que se espera recibir con la implemen-
tación de los bienes o servicios derivados de esa innovación.
En el caso de la Caja Costarricense de Seguro Social
(CCSS), por la naturaleza de su función sustantiva y su labor
establecida desde el marco legal, estos beneficios deben per-
mear más allá de las estructuras organizacionales y cuantifi-
car aportes sociales que puedan visualizarse a nivel nacional
y que lleven a los diferentes niveles políticos del país a con-
vencerse del valor de la innovación y así garantizar el com-
promiso y el apoyo de cada sector y actor en el desarrollo de
este tipo de iniciativas.
Si bien el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y
Telecomunicaciones, a partir del rol que desempeña dentro
de la estructura de gobierno en Costa Rica, ha venido reali-
zando esfuerzos relacionados con la innovación, que han
derivado en la oficialización de documentos y acciones tales
como el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Inno-
vación (SNCTI), la Política Nacional de Sociedad y Economía
basada en Conocimiento (PNSEBC), el Plan Nacional de Cien-
cia, Tecnología e Innovación (PNCTI), entre otros, lo cierto es
que el tema de la innovación en el país es apenas incipiente
y necesita ir más a los hechos y poner en ejecución lo que en
estas políticas y lineamientos se plantea con bastante detalle
y buena intención.
Esta gestión debe orquestar e integrar esfuerzos en las
diferentes instituciones y organizaciones del sector público
y privado, no para alimentar burocracia, sino para establecer
un portafolio de iniciativas y contemplar la participación y
el compromiso activo de los diversos actores de la sociedad
costarricense, con el fin de asegurar un crecimiento organiza-
do, ordenado, equitativo, igualitario y progresivo.
La CCSS, eso sí, no debe esperar a que el gobierno defina
o establezca medidas en su ámbito de acción para ordenar
procesos que desde el punto de vista de innovación se reali-
zan o se tiene planteado ejecutar a lo interno; el nivel estraté-
gico, gerencial y táctico de la institución debe establecer un
modelo de gobernanza orientado a direccionar e integrar to-
das las buenas ideas, proyectos, procesos y demás elementos
desarrollados para garantizar un uso racional de los recursos
y evitar duplicación de esfuerzos, manteniendo la eficacia y la
eficiencia de las operaciones.
Lo indicado anteriormente debe plasmarse mediante
estrategias medibles en los instrumentos de planificación
correspondientes, justificadas a través de objetivos claros
según la visión que el jerarca institucional establezca para el
corto, mediano y largo plazo.
Como complemento, se debe implementar un sistema
de monitoreo y rendición de cuentas por parte de los altos