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Gestión en Salud y Seguridad Social • ISSN: 2215-6216 • Vol. 2 (1): e198, Enero-Diciembre, 2023
(Publicado Dic. 06, 2023)
ANTECEDENTES
Considerando que la investigación y la experiencia de-
muestran que es necesario contar con un enfoque sistemá-
tico y holístico para las capacidades de innovación de una
organización, el 07 de enero del 2010, la Junta Directiva de
la CCSS, en la sesión N.º 8411, aprobó la Política de Investi-
gación e Innovación Tecnológica (4), así como el Reglamento
del Fondo de Investigación e Innovación Tecnológica (FIIT)
(5), marcando el inicio de muchos esfuerzos que incluyeron
la elaboración de reglamentos, instructivos y manuales, diri-
gidos a unir los recursos y capacidades de los funcionarios de
la CCSS, en beneficio del conocimiento y del mejoramiento
continuo de los servicios prestados.
Varios años después, la empresa Ernst and Young (EY),
tras efectuar un diagnóstico de la capacidad de innovación
de la CCSS (6), señaló que a pesar de que la Junta Directiva
reconocía la importancia de innovar, aún esta idea no se ha-
bía logrado permear en todos los niveles de la institución,
incluyendo a grupos gerenciales. Entre otras causas, men-
cionó el hecho de que muchos sectores trabajan en grupo
por separado, lo que impide que el mensaje de innovación
cale en todos los colaboradores. Por otro lado, la empresa
encontró que los trabajadores que innovan son los que no
cumplen con el reglamento y que resulta más fácil innovar
para los trabajadores más antiguos que conocen las reglas y
que saben dónde innovar sin entorpecer los procesos. Entre
las recomendaciones generales brindadas por dicha empresa
destacan el definir una estrategia de innovación en la CCSS
que permita optimizar la experiencia de los pacientes y redu-
cir costos, e integrar las sinergias de las diferentes unidades a
la estrategia de la institución.
Aunado a lo anterior, el Área de Servicios de Salud de la
Auditoría Interna de la CCSS, mediante un estudio realizado
en el año 2020 (7), resaltó la importancia de mejorar la ges-
tión estratégica y operativa de la investigación en la CCSS y,
por ende, la necesidad de actualizar la política institucional
de investigación e innovación.
Por otra parte, en lo que respecta a nivel nacional, se han
implementado diversas estrategias relacionadas con este
tema, como la transformación del Consejo Nacional para
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) en la Pro-
motora Costarricense de Innovación e Investigación, con el
fin de “promover la innovación y el desarrollo científico y tec-
nológico a través de la ejecución de instrumentos, programas
y otros lineamientos de política pública dictados por el Poder
Ejecutivo a través del ahora denominado Ministerio de Cien-
cia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), en
su calidad de rector del sector” (8).
En específico, con este cambio “se busca la promoción
de ecosistemas de innovación y emprendimiento en diversas
áreas, pero especialmente en temas relacionados con la sa-
lud” (9).
Todos esos esfuerzos realizados por promover la investi-
gación y la innovación en el país, sobre todo en el sector pú-
blico, llevan a cuestionarse: ¿y ahora qué?, ¿qué sigue?, ¿qué
se debe hacer? y ¿cómo se debe hacer?. Al final no solo se
trata de construir organizaciones innovadoras que sean ca-
paces de proponer mejores soluciones para sus usuarios, sino
también instituciones donde sus profesionales puedan cre-
cer y desplegar una espiral de talento, que evolucionen con
sus contextos y que no eviten el cambio con sus bloqueos
corporativistas y políticos.
Para lograr esto es necesario fomentar una cultura de
educación, donde se potencien los conocimientos, actitudes
y habilidades que requieren las personas para ser innovado-
ras en el entorno que les rodea (10).
Adicionalmente, se debe tener presente que la inno-
vación no necesariamente implica una alta inversión, sino
soluciones rentables y de alto impacto a las problemáticas
existentes en salud (11).
ALIANZAS PARA IMPULSAR LA INNOVACIÓN
El crecimiento económico y el bienestar social de un país
son importantes tanto para las economías como para los en-
tes gubernamentales (12), por lo que se estima que actual-
mente tendrá un mejor indicador de competitividad el sector
salud que involucre a todas las organizaciones relacionadas
con la administración, prestación, vigilancia y control de los
servicios de salud.
Siguiendo esa línea, en mayo de 2021, la Cámara Cos-
tarricense de la Salud y el Movimiento Salud 2030 firmaron
un convenio de colaboración (13), el cual permitirá estimular
la innovación en Costa Rica, en cooperación entre el sector
público y privado, para desarrollar iniciativas escalables y
acelerar de manera conjunta la evolución hacia sistemas de
salud centrados en el bienestar de las personas. Indudable-
mente, esta colaboración con la Cámara Costarricense de la
Salud permitirá consolidar una red de aliados en Costa Rica,
enfocada en cocrear soluciones para el futuro de la atención
sanitaria en el país.
Lo anterior cobra relevancia si se considera que en si-
tuaciones como la pandemia las sinergias público-privadas
en salud resultan fundamentales para responder a las nece-
sidades del momento. Por ejemplo, con la llegada de la CO-
VID-19 se debió trabajar en la articulación de los diferentes
sectores (académico, privado nacional y transnacional) y la
sociedad civil, para lograr el autoabastecimiento de equipo
médico (14).
A pesar de eso, para algunas personas hablar de innova-
ción en este sector es prácticamente imposible, empezando
por la percepción negativa que la ciudadanía tiene de las ins-
tancias públicas, además de percibir el tema como algo enfo-
cado solo a tecnologías, perdiendo la potencia creativa y de
gestión en las organizaciones.