Cuando uno conversa ya sea con padres,
profesionales, o con los propios jóvenes sobre el tema de adolescencia
y juventud, surge siempre o casi siempre la palabra problema. Al preguntar
¿qué problema?, las respuestas son diversas, pero siendo
las más frecuentes: mal educados, irrespetuosos, irreverentes, no
desean estudiar, alcohólicos, vagos, peleadores y luego palabras
aún más humillantes como drogadictos, ladrones y asesinos,
transmisores del SIDA, que sólo pensan en tener relaciones sexuales
sin protección y de ahí la gran cantidad de jóvenes
embarazadas cuyos destinos quedan truncados.
Es a propósito de esta visión extendida en la sociedad, tan negativa de los adolescentes y jóvenes de nuestra América Latina que deseo hacer los siguientes comentarios: |
2. Las consecuencias que surgen a partir de lo analizado anteriormente son también problemas que sufren los jóvenes: el analfabetismo, la carencia de oportunidades intelectuales, recreativas, laborales y económicas que determinan generación tras generación (como si fuese de transmisión genética) que la población juvenil sienta pesimismo sobre el futuro inmediato de ellos mismos como personas, de ellos mismos como futuros miembros de una pareja, y de nuestros países como un todo, aunque ellos se sienten a sí mismos portadores de optimismo y esperanza.
3. Sumado a lo anterior, el abuso que se
comete con ellas y ellos desde los medios de comunicación y lo cotidiano
social, al hacerlos consumidores y consumidoras de cualquier bien necesario
o inútil, determinan profundas crisis que los llevan a las prácticas
de consumo de drogas sociales, (alcohol, tabaco, marihuana) y las que llamamos
pesadas, (cocaína, crack, etc.). Estas insatisfacciones personales
y sociales determinan en gran medida que se den situaciones de embarazos
no deseados (aunque muchos de los embarazos en la adolescencia son deseados),
o a prácticas sexuales irreflexivas, que los exponen al riesgo de
las enfermedades de transmisión sexual, del HIV y SIDA, de la violencia,
que ellos sufren y que a la vez provocan a sí mismos y al patrimonio
social.
Luego de estas reflexiones queda a mi
entender, continuar discutiendo la pregunta del inicio: ¿son ellos
un problema o ellos son el producto inacabado de una problemática
social aún lejos de ser solucionada?