Editorial
 
 
Nuestras siete décadas  
 

Cursábamos el año de 1933, cuando un inquieto médico con trece años de ejercicio profesional, se le ocurrió la brillante idea de tener un pequeño periódico médico para transmitir las inquietudes médicas de la FACULTAD DE MEDICINA, del HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS y de un puñado de médicos esparcidos en el territorio nacional, cuando nuestra raquítica población no llegaba a medio millón de habitantes.

Apenas pasábamos los cien médicos en todo Costa Rica y la hora de tratar asuntos de nuestra medicina o del gremio, no faltaba ninguno al anfiteatro, estilo europea de la facultad de medicina. Por carecer de formación de profesionales en nuestro medio, los médicos se formaban en: Europa, Estados Unidos y unos pocos en países latinoamericanos. Entre nuestros médicos había más unión y compañerismo, conocimiento de la vida y milagros de cada uno de ellos. Esta pequeña aldea era progresista e inquieta, a pesar de su poco desarrollo poblacional y económico.

Echándonos atrás, al siglo anterior, para el año de 1889, un grupo de médicos sabios e inquietos, publicó varios números de la primera revista costarricense, llamada GACETA MEDICA. Entre este grupo selecto de trabajadores de la prensa, estaban el Dr. Rafael Calderón Muñoz y el Dr. Roberto Fonseca Calvo. Pasaron los años sin ninguna labor médica editorial y en 1896 se funda GACETA MEDICA DE COSTA RICA. El protomedicato se incendió en 1919 y en él se perdieron una enorme cantidad de documentos de la historia de la medicina. Tenemos en nuestros archivos personales los últimos cuatro años y cuatro meses de GACETA MEDICA DE COSTA RICA, publicados por el Doctor Teodoro Picado Marín que durante ese lapso fue su director y editor.

Pasaron quince años sin aparación de alguna publicación médica, hasta que el doctor JOAQUIN ZELEDON ALVARADO, inició su labor con REVISTA MEDICA DE COSTA RICA, que en el año dos mil tres está cumpliendo SETENTA AÑOS de labor editorial.

Sabemos de la indolencia con que nos miran muchos colegas de grandes condiciones científicas, que miran nuestra experiencias médicas con desprecio y ni abren las páginas de nuestra publicación. Nos ven muy pequeños, comparados con Centros Famosos de Investigación Mundial. Un señor neurólogo en una ocasión me dijo: No! yo no me gasto la vista leyendo otra cosa que no sea mi especialidad, para eso me suscribo anualmente a el "Journal British of Neurology" Yo le dije: "Maravilloso" por qué no te escribís un trabajo de valor para nuestro medio. Nuestra revista publica trabajos originales e inéditos de todas las especialidades médicas y vos que estás tan actualizado internacionalmente que podés dar un gran beneficio a los médicos nuestros, que no tiene tantas libras esterlinas para estar al día en esa materia. No! No hay tiempo!

Conocer lo mejor de otras latitudes es muy bueno, pero no conocer la nuestro, que también ha cosechado éxitos en Costa Rica y en el mundo, lo considero un pecado capital. Los ticos despreciamos mucho nuestros valores y raramente queremos remontamos a lo que hicieron nuestros antecesores. Nos olvidamos que ellos fueron los que formaron las bases de la buena medicina y que hoy estamos practicando.

Cronológicamente, después de REVISTA MEDICA DE COSTA RICA, han aparecido otras revistas médicas. Cabe mencionar el ACTA MEDICA COSTARRICENSE, que más de un cuarto de siglo mantuvo su fundador y gran científico, Dr. Rodolfo Céspedes Fonseca, aunque de vez en cuando aparece, ha tenido claudicaciones hasta más de cinco años de no editarse.

La evolución editorial médica costarricense, ha visto aparecer varias revistas de especialidades, así mismo hemos asistido al entierro de la mayoría. Es por tanto meritorio nuestro desinteresado esfuerzo por perpetuar "REVISTA MEDICA DE COSTA RICA Y CENTROAMERICA".

Hace siete años le aumentamos lo de Centroamérica, con el fin de impregnar su distribución a nuestro querido istmo e incluir República Dominicana. Se aumentó el tiraje del 50%, creímos conseguir más entradas financieras de los laboratorios farmacéuticos y que podríamos llegar mejor a los domicilios de nuestros hermanos centroamericanos, pero todo constituyó una quimera. Se perdían las revistas, pues las direcciones eran muy incompletas, no obstante la revista no ha dejado de llegar a la gran mayoría de los países europeos, suramericanos, norteamericanos y alguno que otro asiático y surafricano.

El Dr. Zeledón Alvarado, falleció en 1960, después de su trabajo publicitario de veintisiete años. Su hijo rescató la REVISTA y la ha mantenido cuarenta y tres años. Él ahora sólo desea que alguien, con constancia, perseverancia y con ansias de idealismo, rescate esta sucesión de la Familia ZELEDON. El trabajo científico y técnico es sencillo. Muy agradable y llama a convertirse a una dependencia sana y llena de satisfacciones. La lucha indesable es conseguir contenido económico para poderle obsequiar a los médicos nuestro trabajo. Nos anima un poder de sacrificio que lo hacemos con devoción y cariño. Nos sentimos mal cuando tenemos que humillamos y casi arrodillamos para conseguir el sustento de ésta, la REVISTA DE LOS MEDICOS DE COSTA RICA.

Pues consideramos que esta publicación de setenta años ya tiene suficientes recursos de la ciencia médica histórica del país, de más de dos tercios del siglo XX, que acabamos de concluir. Ese siglo cubrió grandes transformaciones de la medicina costarricense, qué si al morir el que ahora escribe y no hay otro médico o grupo médico que tenga la osadía de echarse esta cruz a cuestas, los archivos que están íntegros y que serán obra de consulta para cualquier médico costarricense o foráneo, también se envolverán en el olvido.

Si se quiere saber quién fue el primero que trabajó y encontró la enfermedad Chagas, o el Rinoescleroma, etc., hay una obra de consulta de nuestra revista, presente en todas las bibliotecas del país. Esta publicación siempre ha tenido las páginas disponibles para todo médico extranjero, pero principalmente para todo médico o asunto médico nacional, es por eso que la llamamos la "REVISTA DEL MEDICO COSTARRICENSE". Casi durante toda su existencia ha llegado a cualquier médico que la quiera obtener. Ya hoy, al haber pasado el número de siete mil colegas, se hace imposible hacércelas llegar a todos.

No sólo hemos sido solícitos con los profesionales médicos, pero también con los químicos, microbiólogos, farmacéuticos y toda aquella gente del mundo de las ciencias biológicas que han querido colaborar, siempre les hemos abierto las páginas con enorme satisfacción.

Continuamos con nuestra labor a pesar de la expansión poderosa y sin límites de los servicios médicos, servicios farmacéuticos, escuelas de medicina y numerosos servicios de investigación, que han proliferado ampliamente en los últimos años.

En setenta años de distribuirse, también recibimos canjes valiosos para nuestros médicos. Nos distingue una larga trayectoria y lo esencial de todos los artículos que incluyen especialidades, es que siempre tienen la seriedad científica y la calidad de la medicina costarricense, que ha sido un ejemplo del mundo entero en un país pequeño y pobre. La diversidad de contribuciones, de culturas y educación de nuestros médicos, es una característica que ha compenetrado en todas las latitudes de la tierra y que han traído sus valiosos aportes a esta tierra de empuje y de progreso.

Mal hacen esas poderosas casas farmacéuticas con negarnos hace más de 15 años la propaganda a entes serios y de buena calidad médica. Constituían nuestro pedestal económico. Ahora tenemos que recurrir con enormes sacrificios a instituciones bancarias, instituciones estatales, proveedores de medicina social, etc., pues los señores de la medicina de patente, sólo invitan a profesores de dudosa reputación científica a impartir una charla sobre un nuevo producto. Se ganan al médico joven con recepciones sociales y banquetes. Abandonan lo más firme y edificante que es la lectura científica de altura y su propaganda adjunta que con la motivación tan grande que dan colores, gráficas, diseños modernos y los milagros de la litografía que penetran mayormente en la actitud del médico, son más oportunas y didácticas.

 

Dr. Manuel Zeledón Pérez
Director