Editorial
 
 
La medicina socializada

 

El Sistema de Prestaciones Médicas por la Caja Costarricense del Seguro Social fue una gran adquisición para el trabajador costarricense. No hay duda al respecto..! Si comparamos esta atención médica actual con la que suministraba la Junta de Protección Social de San José, nos daremos cuenta que antes teníamos mucha gente indigente que no podía exigir servicios médicos -y que por ser gratuitos- ésta se sentía como mendigando, a un derecho que tenemos todas las personas. EL DERECHO OBLIGATORIO A LA SALUD. Pero también existían muchos individuos que abusaban del Sistema de Caridad. Al universalizarse los Servicios del Seguro Social por la ruptura de topes de salarios, la cantidad de dinero que cuantificó LA CAJA, sirvió para extender este beneficio hasta los rincones más remotos del país. También surgieron enormes gigantes de la medicina moderna, equipados con las maravillas más sofisticadas de la tecnología actual. Concomitantemente funcionarios bien capacitados, y hasta en las periferias de nuestro territorio nacional, los encontramos con enorme satisfacción.

Un giro muy apreciable se dió en infraestructura y un número de grandes y pequeñas unidades de salud fueron esparcidas por todo el país. Este crecimiento no sólo se dió al nivel urbano sino que también abarcó todo el territorio nacional.

Echamos de menos nuestra manera pueblerina de atención médico-paciente, muy amable y generosa, por ciento... Al crecer la población y consecuentemente, los servicios médicos del país, nos constituimos en un número más. El enfermo no es más que un individuo anónimo que necesita cuidados de uno de los departamentos de salud. Casi se puede decir que perdimos nuestra identidad. A veces nos sentimos huérfanos de afecto pues a los seres vivientes y en especial a los humanos, nos encanta que se nos entre con cariño y suficiente dedicación; aunque las medicinas no sirvan nos curamos de nuestras dolencias, decimos los ticos: "con sólo el trato". No hay duda, que tarde o temprano tendremos que volteamos a conseguir los objetivos de alimentar más el psiquis, además de proporcionar los adelantos tecnológicos de avanzada.

Estamos en una época en que no alcanzan los equipos y menos el personal idóneo para la enorme demanda de hospitales y de centros rurales. El personal idóneo no dá abasto para cubrir el exceso de requerimientos. Si no fuera que existe esta situación reinante, también la práctica privada de la medicina, quizás, no podría subsistir.

Es muy probable que el día que las instituciones socializadas que prestan la medicina al asegurado, fueran eficientes ciento por ciento, desaparecería casi por completo, el paciente privado y los profesionales de la medicina sólo trabajaríamos para el MONOPOLIO DEL ESTADO.

Desde luego todo tiene sus bemoles, el asegurado tiene muchos beneficios como son: siendo una persona pobre, la institución le proporciona el costo de una operación. Sólo este privilegio, se sale de las manos de muchos pacientes de la clase media (baja y alta). Estudios de tomografías, ecografías, estudios nucleares y muchos de laboratorio, no están a la altura de las mayorías de los prójimos y prójimas costarricenses, sin temer des financiarse en una forma importante. Los indigentes, que son un buen número -una carga pesada para la Caja-, son atendidos sin costo alguno.

El trato para las consultas externas se perdió, no hay consideraciones valederas para el cambio de citas. Sabemos que la atención para el paciente externo nunca es oportuna. Los compadragos y la corrupción siguen existiendo, aunque no estén auspiciados por los jerarcas mayores. El gigantismo de la Institución hace que se salga de sus manos, muchas gestiones no permisibles. Al dar autoridad compartida y descentralizada a las instituciones dependientes algo se ha saneado, pero todavía hay mucho por hacer.

El asegurado se queja, y con razón, que paga mucho por un seguro y los servicios no se dan a tiempo, éste se ve obligado a pagar medicina privada, a veces con grandes sacrificios o a exponerse a que su mal ya esté muy avanzado cuando le toque el turno. Muchos asegurados se sienten dolidos de que el sueldo se le ampute en gran medida y recibir malos tratos. Los patrones, de empresas sienten el peso de las cargas sociales y se vuelven morosos o quiebran con sus negocios. Los médicos de las consultas generales dan servicios de mala calidad, todo lo mandan a los especialistas y la respuesta es una plétora de peticiones especializadas, que no se pueden abastecer con la premura deseada.

El esfuerzo y gran tenacidad de varios presidentes ejecutivos de la Institución han hecho que las listas de espera quirúrgicas vayan en un avance bastante promisorio, y estoy muy seguro, que cada vez obtengan más éxitos, los corruptos tienden a desaparecer pero la mano dura tendrá que aumentarse más y más, con el avance del tiempo, mientras tanto, las clases medias (alta y baja) tendrán que aguantar los vejámenes del atraso y de la congestión, a veces perecer por la larga espera y siempre con su sueldo amputado, como si sus servicios médicos fueran OPORTUNOS y SATISFACTORIOS.
 
 

Dr. Manuel Zeledón Pérez
DIRECTOR