EDITORIAL
LEY GENERAL DE SALUD
Y EL EMPIRISMO SIN FISCALIZACIÓN
En forma constante y hasta reiterada, durante nuestra vida profesional,
nos preguntamos sobre los diversos modos de ayudar, "médicamente" al
enfermo; pregunta pertinente; tratando de responder, leyendo y razonando,
recordamos el -modo espontáneo o instintivo- que nuestras madres queridas
emplean cuando acarician al niño, que a través del llanto, avisa
sobre su dolencia; el médico, ha copiado esa actitud y con frecuencia
también acaricia y ocupa parte de su tiempo, meciendo a sus enfermitos,
remendando la actitud maternal descrita modo o método instintivo-.
Un segundo modo es el que emplean algunos colegas, haciendo lo que tradicionalmente
se hace, porque si; es el llamado -modo rutinario-. El tercero es
el derivado y en función de los saberes ocultos y propio de iniciados,
-modo mágico-. El cuarto modo, realizado por el médico,
cuando implica, con su actuación, la suposición de hacer las
cosas racionalmente, modo racional-.
Estas líneas de entrada vienen a cuento ante la proliferación
de tipos de "medicinas", prácticas de modos de actuar, anunciadas
en todos los medios de comunicación, desarrollado con el mayor y deslumbrante
desparpajo de parte de los supuestos profesionales y la tolerancia de las
autoridades.
Para resolver este problema existe la Ley General de Salud, magnífica
en la letra, difícil de aplicar por estar varada en la retórica
y en los escritorios de los burócratas. El Colegio de Médicos,
como institución, no tiene resortes funcionales legales capaces de
parar esa avalancha (de "medicinas alternativas") o bien, no interesa el
asunto.
Ante esta realidad, recordando, hay algunas verdades aceptadas por la mayoría
de profesionales médicos, educados en la filosofía cartesiano:
la medicina está basada en la evidencia, como real consecuencia de
la epidemiología clínica. El colegio mencionado incorpora
al profesional en medicina y le da luz verde -en su actuar- que en adelante,
sólo depende de su propia conciencia -la del propio médico-;
si éste salta la ley general, la de convivencia social y produce
daño, ese profesional posiblemente se verá ante la justicia
civil y penal y puede recibir eventual sentencia. Eso es cierto para
los profesionales colegiados pero no para los empíricos (personas
que juegan con la salud de la población) que obviamente no están
colegiados por falta de academia; a ellos nada ni nadie los vigila ni los
persigue ni pagan impuestos; ante esa realidad se obliga reflexionar: Entonces
aquello, de los modos de ayudar "médicamente" al enfermo y la evidencia
clínica que conducen directamente a la mejor medicina, (la forma capaz
de someter sus postulados -al método científico- y con ello
arribar a la medicina científica) queda en el papel, sin traducirse
en un beneficio tangible para la población, que en su gran mayoría,
(80%) por supuesta falla en su salud, acude a consulta con charlatanes; esos
empíricos entre otras cosas graves, no logran integrar la experiencia
clínica individual con la mayor evidencia, proveniente de la investigación
científica, al estar ausentes de conocimientos y bases académicas,
éticas ni morales; ante este hecho sumatorio, se pone en peligro
la salud y el bienestar de la población.
Se obliga aportar soluciones. La Ley General de Salud las brinda;
que el Ministerio de Salud detecte los centros y las personas que ejercen
ilegalmente la profesión o las profesiones que tienen que ver con la
salud y la enfermedad, usando a los inspectores de salud, quienes pueden levantar
listas y direcciones, encargándose luego, el colegio o los colegios
respectivos, del ramo de salud, de -denunciar- a la Procuraduría correspondiente,
para que procedan las autoridades.
Camino largo y azaroso, dentro de un país incivilizado; hay que
actuar o la propia epidemiología clínica se encargará
de evidenciar el daño y la mala manipulación de la salud pública,
como ocurre paralelamente con el asunto y problema del agua contaminada,
los pacientes sobre-irradiados, el ingreso de médicos extranjeros,
sin evaluación académica por falla de la ley de migración,
aumento de la práctica empírica por demás irresponsable,
la proliferación de escuelas de medicina (sin instalaciones arrecostadas
a la CCSS), saturación anormal de población estudiantil en
hospitales nacionales, intención manifiesta de acelerar programas
de transplantes, (con retraso evidente de la prestación de medicina
y cirugía rutinaria) manejo deficitario de la basura, accidentes tránsito
mutilantes, alcoholismo y drogadicción galopante, nutrición
desordenada, asuntos que de momento parecen sin conección pero que
inciden y gravitan enormemente en la salud de los costarricenses, lo cual
nos obliga a investigar y debatir.
Dr. Guillermo
Rodríguez Aguilar
Ex-presidente
Colegio de Médicos
y Cirujanos
de la República
de Costa Rica