SECCIÓN CULTURAL


PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
“PABLO Y EL HOSPITAL DE LOS POBRES”



Palabras del Dr. Rolando Cruz Gutiérrez

Señor
Dr.  Manuel Zeledón Pérez y Sra. Matilde de Zeledón y Familia:


Señoras y Señores:
Es un gran honor, un gran privilegio haber sido incluido en el Grupo de Presentadores de su Libro "Pablo y el Hospital de los Pobres" que es una semblanza histórica, narrativa y anecdótico de extraordinario valor sobre el Hospital San Juan de Dios en la segunda mitad del Siglo Veinte.

Quiero agradecer y dejar constancia pública del honor que se me ha conferido quizás por mi antecedente, conocido por el autor, de haber nacido en dicho Hospital y haber sido protagonista por lo tanto de las bondades de los bienhechores que ha albergado y que conocí desde que inicié mi peregrinar en este mundo, y el otro antecedente de haber sido Médico Interno, Residente a ratos, a mi regreso al país como Cardiólogo para cumplir la Legislación vigente de entonces, como esta narrado en forma galante por el Autor.

Nuestro Colega hace gala de un don heredado de oro gran Médico: su señor Padre el Dr. Joaquín Zeledón Alvarado, fundador a Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica después de la Primera Guerra Mundial y que el Autor le ha dado una continuidad exitosa.  Ese don heredado, pulido y acrecentado con el progreso de la Medicina incursión permanente en las Letras como escritor con una prosa elocuente, ha llegado a todo los Colegas allende nuestras fronteras con el Mensaje de la Medicina Moderna y a los demás con narrativas amenas para perpetuar hechos de interés general de nuestro Hospital Decano.

Su narrativa y expresión costumbrista a lo "tico", de lo ocurrido entre las paredes del "Hospital de los Pobres" descrita con galanura nos hace admirar el mensaje de Pablo para los privilegiados aquí presentes, para otros que también fueron protagonistas como pacientes, administrativos y Profesionales en Ciencias Médicas y del área de la Salud de esa época y a todos los venideros que son más, y poder disfrutar con nostalgia unos, otros con interés histórico y la mayoría con el placer de su lectura amena sobre algo muy nuestro pero que sobrepasa por extrapolación a nuestro territorio nacional.  Sus remembranzas nos sacuden con alegría, a veces con verdadera hilaridad y otras también con dolor por las frustraciones derivadas del dolor humano.  Tenemos añoranzas por lo ido, por el ayer que hoy el autor nos permite volver a vivir con su lectura.

Tenemos que ubicarnos en la dimensión y época en una escena ofrecida por la post guerra mundial segunda, después de sufrir una revolución, con guerras lejanas en Corea y Vietnam, etc, en otras latitudes que nos indujeron y acompañaron severas limitaciones económicas, que se reflejaron también en las estrecheces del Hospital de Los Pobres, lo mismo que las convulsiones ideológicas, sociales y políticas de ese entonces, la aparición en escena y desarrollo de la Seguridad Social en nuestro país, como está relatada por Pablo, pero donde siempre sobró el calor humano, la mística, la solidaridad y la sapiencia que difícilmente podrían imagina o soñar las generaciones médicas actuales.  La sapiencia coronó los esfuerzos de varias generaciones para dar a luz la Escuela de Medicina de la UCR y constituyó el semillero que pobló todos nuestros Centros de Salud y allende nuestra fronteras, así como a las nuevas Universidades.  Todo esto lo comenta Pablo y sus reflexiones me parecen muy procedentes.

Qué bueno que esta fecha que conmemoran los cristianos para San Pedro y San Pablo haya sido escogida para la presentación de esta obra porque el seudónimo del Autor ha sido escogido coincidiendo con la universalidad del apóstol del mismo nombre y que ambos recorrieron el mundo conocido para enviar su mensaje, aquilatando en su verdadera dimensión por comparación, el significado de nuestro Hospital de los Pobres: el Benemérito Hospital San Juan de Dios.

Es evidente que esta obra será de consulta obligatoria para las futuras generaciones y podemos profetizar su buen éxito sin temor a engaño.  Agradecemos y felicitamos al Autor por su mensaje a través de su pluma y hacemos votos para que continúe en ese peregrinaje.  Que siga como ejemplo para los demás Colegas para que no se guarden sus vivencias y las compartan.  Es nuestra Historia.
Muchas gracias.

Dr.  Rolando Cruz Gutiérrez
29 de Junio del 2001




Palabras del Dr. Francisco Mirambell y María Elena Sánchez de Mirambell

Pablo y el Hospital de los Pobres, es la segunda obra en la que incursiona Manuel, además, de la gran cantidad de artículos médicos que ha escrito, así como, editoriales en su Revista Médica Nacional, revista familiar que fue creada por su padre el Dr. Joaquín Zeledón Alvarado y que con gran orgullo, dedicación y entrega Manuel la ha seguido publicando.

Al leer esta nueva obra de Manuel, se observa a un hombre reflexivo, humano, estudioso y honesto que se sale de su especialidad para dejar un legado al escribir sobre la institución para la cual laboró por tanto años y que sigue amando profundamente.

Es una obra que forma una unidad entre lo anecdótico y lo histórico, y me atrevo a decir que podría ser hasta un texto de ética médica, donde se refleja el compromiso moral en el ejercicio de la praxis o práctica médica.  Ya que hoy en día en los hospitales y centros de salud se le da más importancia a la revisión, realización de controles, tratamientos de rutina y en la ejecución de métodos y técnicas que a la relación interpersonal con el paciente, olvidando que este sujeto es ante todo una persona, y como persona que es tiene decisión y opinión ante los problemas que le aquejan.  En muchas ocasiones, se considera más importante y de mayor relevancia el buen funcionamiento del servicio y las conveniencias del personal hospitalario que las necesidades de los pacientes.

Este libro revela, el sacrificio, la dedicación de Pablo (personaje que es Manuel), en la prestación sus servicios para atender la enfermedad, la curación y el mantenimiento de la salud de sus pacientes, sin interés en la remuneración, de su arte emergía la ayuda y apoyo a los semejantes, especialmente a los indigentes, aquellos ciudadanos costarricenses más desprotegidos.

Pablo proyecta una vocación sacrada comparable con la del sacerdocio: el respeto a la vida, respeto por dignidad de las personas y respeto por sí mismo.  Estos elementos no son nuevos, vienen a nosotros desde la antigüedad a través del juramento hipocrático, el cual, encierra los preceptos principales de una ética, que aún mantiene toda su vigencia en cuanto a cómo debe ser la actividad médica.

Manuel ha reflexionado durante muchos años sobre el Hospital San Juan de Dios, tema que le apasiona y utilizando a Pablo nos hace un recorrido de lo que ha sido este centro de servicio hospitalario en el desarrollo social del sector salud costarricense; como también, la multitud de personajes y personal médico que entregaron su esfuerzo y conocimiento para darle personalidad e identidad a este nosocomio, que es un baluarte de la medicina costarricense.

Manuel ama este Hospital, lo considera un templo, un santuario y es interesante las diferentes connotaciones, que utiliza Manuel para referirse a él.
Básicamente, este libro tiene dos facetas, la anecdótico y la histórica. La primera reúne una cantidad de anécdotas de personajes, narradas en forma muy grata y que aún son recordadas por muchos y podrán ser conocidas por futuros lectores del libro.  Manuel nos comenta episodios sucedidos a una gran gama de personajes, que van desde el funcionario más sencillo al más eminente de los cirujanos.

Por otro lado la faceta histórica aprecia:
Una visión general de razgos propios de cómo Costa Rica ha evoluciona enfrentado sus problemas y organizado sus servicios de salud en las diferentes épocas.
De hecho, Pablo vive cambios de gran impacto en acciones orientadas a la:
Es importante destacar que Manuel en su libro hace un análisis de la situación económica y sociopolítica actual comparándola a los tiempos cuando Pablo era un médico que trabajaba arduamente desarrollando sus destrezas en diferentes procedimientos quirúrgicos y exploraciones clínicas.

Siento que es un libro que tiene que ser leído especialmente por trabajadores en las áreas de la salud, deben conocerlo, disfrutarlo y que sea un instrumento para humanizar la medicina, promoviendo nueva mente los derechos de los pacientes y que sirva para avanzar más hacia una concepción mucho más integral del proceso salud/enfermedad.

Además, es una obra grata, útil y de lectura instructiva para los costarricenses que quieren conocer de verdad sobre un gran hospital que nos enorgullece a todos y del cual el autor de esta obra ha sido un hombre que ha dejado una profunda huella.  Aquí se cumple aquella reflexión de Albert Einstein "Me he parado sobre hombres de gigantes".

Este libro es una evocación del pasado, con vivencias, humor, añoranzas, que nos trae acontecimientos, anécdotas y personas de acuerdo a la importancia de los hechos o según los recuerdos del autor.  Pertenece a una corriente cuya finalidad es la recuperación de las memorias, en una época, en el que el tiempo parece que se nos escurre dentro de las manos, la ciencia, la tecnología y el avance de las comunicaciones son una constante de cambio en la cotidianeidad.

Ojalá, que todos los hospitales de este país, tuvieran la suerte de contar con un hombre como el Dr. Manuel Zeledón Pérez, capaz de escribirles un libro como "PABLO Y EL HOSPITAL DE LOS POBRES"

Francisco Mirambell
Malía Elena Sánchez de Mirambell




Carta del Ex-Embajador de Suiza Carlos Dario Angulo Zeledón

Dr. Manuel Zeledón Pérez
Médico, Cirujano, Escritor

Su Consultorio en San José de Costa Rica
Fax No (506) 255-2969


Querido Primo Hermano:

Mis asistentes en la Guaria de Moravia me han hecho llegar a Suiza la emotiva invitación que me dejó doña Mati Jiménez de Zeledón para asistir al acto de "Entrega" de tu libro de PABLO Y EL HOSPITAL DE LOS POBRES que es, ni más ni menos, la versión anecdótico mejor contada sobre nuestro monumento al ideal de la medicina costarricense: el benemérito Hospital San Juan de Dios.

Precisamente hoy, 26 de junio, cumplo un año y medio de haber sido intervenido en el Hospital de los Pobres, el Honorable San Juan de Dios, en una larga cirugía de la cual fuiste nervio, motor y, sobre todo, inspirador de confianza para el paciente.  Salí excelente de esa operación delicada, agradezco a Nuestro Señor y a cuantos me auxiliaron, y aún estoy recuperándome en la Clínica La Colline de Ginebra, en donde todos los días asisto a las sesiones de fisioterapia para rehabilitar mis músculos y volver, entusiasta, a trabajar en la Patria.

Por ello, tu libro tiene un doble significado para tu primo hermano:    El primero es, tras haberío leído,    el saberte un escritor de primera,  intérprete de los más sensibles momentos del ser humano, sea médico o paciente.  Por ello te felicito y oro por tus nuevos triunfos.  Eres un señor Escritor!.  En lo segundo, para aquellos que amamos a nuestro Hospital San Juan de Dios, tu libro es un buque consigna que narra fluidamente ese tesoro de actitudes y equipos que se concentran en el San Juan de Dios, el que has escrito para el bien y ejemplo de lo mejor de la Historia.

Por estar, aún, en Suiza, y en la Clínica La Colline y en consulta el Hospital Universitario, Clínica de Oncología, de Ginebra, estaré, físicamente ausente en el anfiteatro de Pueblo Antiguo.  Eso sí, mi oración por tus éxitos estará ahí, como todos los días, y mi alma agradecida estará con ustedes.

Muchas felicitaciones: eres un gran médico, un gran cirujano, un gran esposo y padre de familia, un gran pariente y de nuevo, otra vez un gran escritor.  Adelante Dr. Zeledón.

Os quiere, respeta y admira, vuestro primo hermano y paciente.

Carlos Dario Angulo Zeledón E-mail.
Fax:    004122. 731.20-69
Tel.:    0041.22. 736.60-62




Carta de Beila Zider Solís Socióloga

En los últimos tres meses he leído cuatro libros de autores nacionales, dos de ellos se refieren a: "historia familiar" dentro del proceso de cambio socio-político, cultural y económico que se da en el paso entre el siglo XIX y el XX, el tercero está referido al análisis del quehacer políico en el siglo que recién acabó con énfasis en la segunda mitad, años cincuenta en adelante y el último, este, "Pablo y el hospital de los pobres", el del Dr. Manuel Zeledón Pérez, una historiografía de la salud y su tratamiento en Costa Rica, e indudablemente una visión de su participación profesional en la segunda mitad del siglo XX.  Todos estos libros tienen un común denominador: "lo nostalgia" y eso es precisamente lo que los hace más valiosos aún.  La nostalgia es el sentimiento que nos hace reflexionar acerca de lo vivido, de lo que ya pasó, de lo que ya fue, pero dejó huellas en nosotros de manera tal que no se pudo escapar.  Eso es lo bello del recuerdo, guardar con amor lo que hemos hecho y de lo que hemos vivido, revivir, remozar ese ayer, es pilar fundamental del hoy!  Dichosos los que somos capaces de sentir nostalgia!, nostalgia de las "historias, de las vivencias, que se formaron en una Costa Rica más sencilla, honesta y humilde que la de ahora".  El subrayado corresponde al Sr.  Manuel Formoso, al escritor con ocasión de la muerte del Caricaturista Hugo Díaz.

Manuel Zeledón, para evitar el yoismo se enconde el Pablo, y deja a Pablo relatar toda esa larga historia de amor y sacrificio que corre a lo largo y a lo ancho de los siete kilómetros de corredores que entre jardines, capilla, salas de espera, servicio de emergencias, salones de internamiento de niños, hombres y mujeres, quirófanos, cocina, lavandería y morgue recorren el Hospital San Juan de Dios.  Ese nosocomio que se convierte en el cuartel, en la trinchera desde donde un médico, él, el Dr. Zeledón, convierte su profesión en un "Apostolado", como Manuel lo ha dicho, el es un Pablo entre muchos médicos que al igual que él, entregaron sus mejores esfuerzos al ejercicio de la medicina y al engrandecimiento de ese Hospital, al que a lo largo de su libro lo llama: Hospital de los Pobres, Hospital de Caridad, Hospital de Puertas abiertas, Precioso Hospital,    Maravilloso    Hospital, Benemérito Hospital, Misericordioso Hospital, el Hospital más lindo del mundo.

Manuel nos toma de su mano y nos hace caminar por todo ese hospital, dando la mano a pacientes, médicos, enfermeras, personal de limpieza, monjas y capellán, guardas y misceláneas, así la blancura de las paredes, el olor a limpieza y el brillo de los mosaicos cuadrados penetran junto con los expedientes nuestra mente.

En la historia descrita por el Dr. Zeledón hay una simbiosis perfecta, no podemos concebir la descripción sin él, enfundado en su gabacha blanca y en los pasos ligeros de unos zapatos igualmente blancos, todo en una carrera que en conjunto pretende mitigar el dolor humano, en una integración de compromiso moral con práctica médica.

El libro tiene la capacidad de conjugar llanto y risa, justamente al lado de dolor, de la enfermedad y de la muerte, no faltó la jocosidad, la aventura amorosa, la crítica, los juegos de azahar, las negociaciones y las bromas, es realmente la descripción total de alguien que logró vivir intensamente su trabajo, el que convirtió en su vida, en su afán, al que le dio una entrega total, es por eso que conoce y puede plantear su evolución, sus luchas económicas, la reestructuración administrativa y el cambio del concepto de la entrega de los conocimientos por verdadera devoción.

Coincidentemente con la celebración del Día San Pedro y San Pablo, hoy 29 de junio del año 2001, se hace pública la vida de Manuel Zeledón Pérez, en el ejercicio de su profesión, un verdadero apostolado, una entrega absoluta al sufrimiento y al dolor de los otros, porque idénticos a mi son.  Una verdadera profesión del Juramento Hipocrático.

Lic.  Beila Zides Solís
Socióloga