VASCULAR
ATEROGÉNESIS:
CUESTIONES DE CAUSALIDAD**
Víctor Ml. Morales Matus*
Summary
In this review, we present
an overview of the different stages of development, from historical to structural
points, relatives to coronary disease. Beguining from the classical
works of the heart and circulation (Leonardo, Galeno, Scarpa, Harvey, etc)
in relation to cardiac apparatus morphofisiology, a special description and
discussion is followed trying to solve the insigth of the arterio-aterosclerosis
pathology. And moreover, its implications for human life.
Introducción
Como sabemos, la distinción
entre arteriosclerosis (endurecimiento) y ateroesclerosis (formación
de placas) puede ser desde una cuestión semántica hasta una
diferenciación fisiopatológica y morfológica. El
fenómeno que más nos interesa tocar, la ateroesclerosis, que
viene a ser un desencadenante de los episodios coronarios nocivos, se ha
constituido en la principal causa de muerte, por sí sola, en Occidente.
Desde un punto de vista fisiopatológico, la ateroesclerosis debería
seguir los siguientes pasos:
- injuria o ataque
de un factor externo, acorde a la susceptibilidad génica.
- inflamación
como respuesta depurativa más o menos tortuosa
- infiltración
de células. Como llamada citoquinética de los vasos.
- degeneración,
como claudicación hemostática del sistema vascular.
- trombosis u oclusión
del flujo normal, con los fenómenos agregados posteriores.
Los diferentes intentos
por develar el punto cero de esta interesante historia natural que mata tantos
seres humanos, han llegado a lo que es común en la ciencia, que mientras
"más cerca estamos de la caja negra semienterrada, más oscurece
el bosque". En nuestro caso de la enfermedad coronaria, aún dejando
atrás las moléculas y llegando a la misma presencia de los
genes, la explicación no está completa porque las redes de
causalidad se entrelazan más y más.
Historia
Fue en 1908 cuando Sir
William Osler (9) lanzó la especulativa teoría
de que podría existir una vinculación directa entre los organismos
PPLO y el desarrollo de la arteriosclerosis en el humano. Para inicios
del siglo XX, apenas se barajaban algunas ideas sobre la causalidad de las
enfermedades coronarias. Fue quizá un gran cirujano-anatomista
italiano, Antonio Scarpa, quien vivió en la Venecia del Pre-modernismo
(1747-1832), el primero en acuñar una excelente descripción
de infiltración grasa y endurecimiento de las capas íntimas
de las arterias, aunque hay datos sobre arterias endurecidas en ancianos dibujadas
y descritas con gran precisión por el genio de Florencia, Leonardo
Da Vinci, casi trescientos años antes, en pleno Renacimiento.
Por ejemplo, describió Leonardo más de 750 dibujos anatómicos,
de los cuales la mayoría todavía se conservan en el Castillo
de Windsor. En su libro de hallazgos morfológicos, intitulado
“The anatomy of the old man", describe el origen de los vasos coronarios,
anotando que "hay un engrosamiento de la túnica interna de las arterias
en el viejo, lo cual restringe el flujo sanguíneo, de forma que la
arteria y la vena que se extienden entre el bazo y el hígado, adquieren
tal grosor interno
que contraen el paso de la sangre”. Esta merece ser considerada como
una de las primeras descripciones históricas del fenómeno arteriosclerótico
en su contexto clínico.
El siglo XX ha conocido
importantes contribuciones al conocimiento de la lesión arterosclerótica.
Cabe mencionar el descubrimiento de las lipoproteínas por Macheloef.,
la relación entre dieta y arteriosclerosis por N. Anitschkow, el desarrollo
de la hipótesis de la lesión endotelial, el rol de las plaquetas,
la naturaleza del desarrollo de la placa ateromatosa. así como la estadística
de los factores de riesgo: lipoproteínas, hipertensión, tabaco,
sedentarismo, obesidad, diabetes, etc en el desarrollo de la enfermedad coronaria
(11). Cabe mencionar que el término "arteriosclerosis",
el cual se refiere al tipo de arteriosclerosis que afecta la capa íntima
de las arterias, fue presentado originalmente por Marchand, un patólogo
de Leipzig, en 1904 (6). Desde 1908, A.I. Ignatovsky, científico
ruso, marca el inicio, como antes se esbozó, de la experimentación
sobre dieta y arteriosclerosis. Este investigador proporcionó
dietas de leche y yema de huevo a ratones, induciendo cuadros de endurecimiento
y oclusión arterias. Desde entonces se empieza a trabajar con
el tema del colesterol (5) .
No fue sino hasta los
años setentas en que se confiere el Premio Nobel de Medicina y fisiología
a J. Goldstein y M. Brown de la Universidad de Texas en Dallas, por sus valiosas
conclusiones sobre el papel del colesterol y las lipoproteínas en la
enfermedad coronaria. Estos investigadores presentaron su hallazgo analítico
de que existen tres lipoproteínas, clasificables según su densidad,
las que, como sabemos son las VLDL, las LDL y las HDL las cuales mantienen
una dinámica bioquímica con una proporción de 13% para
las primeras, de 70% para las segundas y de 17% para las HDL, constituyendo
entre las tres el total de la presentación del colesterol del organismo.
Además, las lipoproteínas parecen estar señalando, según
su proporción, los parámetros de envejecimiento y riesgo coronario.
Por ejemplo, se ha estado trabajando sobre la hipótesis de que las
LDL aumentan el crecimiento de células musculares lisas de la pared
vascular, provocando estenosis y enseguida arteriosclerosis (10) .
Discusión
En la actualidad, la
fisiopatología degenerativa de las arterias, hecho universalmente aceptado
desde la esfera etaria normal, es considerada como consecuencia de dos acciones
primordiales diferentes, que incluso se pueden traslapar: inflamación
y degeneración. Desde luego, muchos son los estímulos
que pueden desencadenar la cadena de eventos patológicos a nivel vascular,
como por ejemplo la oxidación de las lipoproteínas adosadas
a las paredes internas de las arterias.
Recientemente se ha generalizado la idea de que la fisiopatología
de las lesiones ateromatosas puede ser más una acción regulatoria
que un accidente mecánico, por la presencia de agentes infecciosos
o noxas antigénicas diversas, que se convierten en activadores de linfocitos
T. Se sabe que la célula T activada secreta interferón gamma,
que es capaz de afectar la síntesis de colágeno. Tanto
los macrófagos como las células musculares lisas activadas por
citokinas son capaces de elaborar enzimas que debilitan la trama de tejido
conectivo de la capa fibrosa de la placa o ateroma, de modo que si hay más
inflamación habrá más debilitamiento y si se disminuye
la inflamación la placa será más estable, lo cual concuerda
con las observaciones clásicas sobre dieta, ejercicio y tratamientos
hipolipemiantes (1).
Se han llevado a cabo
diversos estudios con animales, usando los parámetros de respuesta
de leucocitos y mediadores de inflamación. Si hay obstrucción
de la microvasculatura en los tejidos reperfundidos, habrá liberación
de radicales libres y de enzimas proteolíticas, como la elastasa, y,
asimismo, diversos metabolitos de la cascada del ácido araquidónico
(4).
Es un hecho que la migración
de células blancas ocurre en respuesta a diferentes estímulos
quimiotácticos, principalmente complemento; de hecho, el leucocito
se adhiere al subendotelio vascular, para luego infiltrar los tejidos miocárdicos
reperfundidos, conformando una vereda importantísima en el escenario
del accidente isquémico. Esto es sabido desde hace muchos años,
existiendo trabajos rudimentarios en primates hipercolesterolémicos
en los que se seccionaron vasos coronarios demostrándose gran infiltración
de glóbulos blancos adheridos a las paredes internas vasculares.
Por ejemplo, los monocitos pueden migrar a la capa íntima de la arteria,
acumulan cierta cantidad de colesterol intracelular, para luego transformarse
en macrófagos, dando lugar a las lesiones grasas iniciales, que luego
pasan a fibrosas y por último se complican con hemorragia o trombosis.
Si la pared endotelial
es dañada, sabemos que también habrá adherencia de plaquetas
con la subsecuente liberación de factores plaquetarios, como el PDGF
(platelet-derived growth factor) y se ha estado probando repetidamente que
este mediador estimula la proliferación de células de músculo
liso que a su vez condicionan la estenosis característica de la arte-riosclerosis,
así como la proliferación colateral de los vasa vasorum. Todo
parece como si se tratase de una fisiopatología cíclica del
daño inflamatorio o la reparación más o menos tortuosa
de una herida!
El papel que puedan jugar agentes infecciosos es sumamente relevante.
Hay renovado interés en las hipótesis infecciosas de la arteriosclerosis.
Desde luego, los factores tradicionales de riesgo como fumado, dislipidemias,
hipertensión y diabetes mellitus, no explican la presencia de arteriosclerosis
coronaria en grandes grupos de pacientes. Se ha pensado que en ciertos
individuos genéticamente susceptibles, la infección con microorganismos
como Chlamydia pneumoniae o citomegalovirus, pueden llevar a infección
localizada y a un desencadenamiento de reacciones inflamatorias crónicas.
Parece ser que la persistencia y grado de infección queda relacionada
con el grado de reacción inflamatoria y la severidad de la arteriosclerosis,
en forma directa. De hecho, estudios con antibióticos en pacientes
con episodios coronarios agudos han validado la idea de un mejoramiento en
el pronóstico del proceso arterosclerótico subsecuente (2, 8).
Conclusiones
Una de las validaciones
más importantes sobre la hipótesis de que la infección
por el agente C. pneumoniae en las arterias coronarias y otras constituye
un factor relevante de riesgo, la constituye, desde luego, los trabajos con
antibióticos. Por ejemplo, un grupo de Salt Lake City en Utah
ha demostrado en estudios prospectivos doble ciegos con el potente antibiótico
anticlamidial azitromicina, una mejoría en la respuesta clínica
y preclínica en grupos de sujetos con enfermedad coronaria (2). Estos hallazgos permiten concluir que si el microoganismo
no es factor unicausal, lo cual es usual en casi todas las etiologías,
sí de hecho es un factor o cofactor con un tercio o más del
peso causal. Sin embargo, aún se publican trabajos que desmerecen
por completo la implicación causal del agente y lo consideran un comensal
"inocente". (7). En este tipo de trabajos se estudia la frecuencia
con la cual el microorganismo es encontrado en los diversos sitios de la
economía orgánica: arterias coronarias, parénquima pulmonar,
hígado, bazo, médula ósea, etc. por diversas técnicas
de revelado histoquímico o ultramicroscópico. La dificultad
está en que el mero hallazgo del agente lo hace sospechoso, pero no
culpable.
Los hallazgos que anclan
a clamidia con el daño ateromatoso generalmente son postmortem y se
clasifican los que presentaron eventos cardiovasculares y hasta el momento
solo se ha constatado que la mayoría de los cardiópatas presentaron
la clamidia en los tejidos cardiovasculares, el 50 o más por ciento.
Sin embargo, también el microorganismo se encuentra en otros tejidos
tanto en cardiópatas como sujetos no cardiópatas! Las
diferencias no son significativas. Es posible también que la
presencia del microorganismo en los ateromas como en otros sitios solamente
obedezca a que los macrófagos pulmonares infectados se diseminan a
cualquier tejido granulomatoso, pero, según las estadísticas,
el lugar preferido son los ateromas. (3). Esto nos
hace suponer la enfermedad coronaria como un caso más de una entidad
multifactorial y en muchos puntos impredescible. La tarea apenas se
está iniciando, y se esperan importantes hallazgos en las áreas
de biología molecular y genética.
Resumen
En la presente revisión,
presentamos un panorama de los distintos estados de desarrollo del conocimiento,
desde los puntos de vista histórico clásico hasta nuestros días,
sobre la enfermedad coronaria hasta su colindancia con el agente C. pneumoniae.
Pretende ser un bosquejo antes que un sumario, e inicia su pequeño
recorrido desde las perspectivas clásicas de Leonardo, Galeno, Scarpa,
Harvey y otros sobre la forma y función del aparato cardiocirculatorio,
se continúa con una descripción general, para finalizar en
una discusión especial tratando de esclarecer ideas causales actualizadas
sobre atero y arterioesclerosis, así como su implicación sobre
la calidad de vida humana.
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* Microbiólogo y químico clínico, Hospital
México, C.C.S.S.
** Revisión Bibliográfica.