EDITORIAL
MEDICINA EN COSTA RICA
EN EL SIGLO XX
Costa Rica como el resto
del globo terrestre, ha terminado un siglo más de medicina y de avances
en tomo a las ciencias biológicas, que conforman una mayor longevidad
y una mejor calidad de vida. Habrá que rendirle pleitesía
a todos los sabios investigadores que nos han brindado sus valiosas experiencias
al mundo civilizado y que las han sabido aquilatar, a su vez, encaminarlas
por el bien del prójimo y de un trato más humano a todos sus
congéneres. Los cambios sociales son dramáticos en los
pueblos del mundo, las ciudades generan cambios día a día,
al cambiar la educación de salud pública, de equipamiento y
de lugares de prestación médica: tanto preventiva como también
asistencial. La economía de los países se va encogiendo,
las patologías que exterminaban al género humano, se pueden
y muchas se han llegado a controlar, a su vez, surgen otras patologías
de la edad madura, que desvalancean la prestación de salud en nuestras
naciones de escasos recursos.
Por otro lado los logros alcanzados en el mundo moderno en campo de las ciencias
físicas, químicas y biológicas amenazan con hacer desaparecer
los seres vivientes del planeta TIERRA. Las diferentes políticas,
religiosas, culturales y demográficas son muy significativas.
Se tienen que medir muy bien, no sólo con sus fuerzas bélicas,
sino también con la ponderación de tratados internacionales.
Pensar más bien en la política del buen vecino y menos en sus
prejuicios de toda índole que nos invaden; las armas destructivas
modernas, de un momento a otro pueden exterminar el total de los seres vivientes
y que habitan nuestro mundo. Las pasiones de ciertos pueblos son de
grado superlativo y al contar con todas estas adquisiciones de peligro genecida,
nuestras vidas están bailando en la cuerda floja. El Ser Supremo
ha de querer que se iluminen las mentes obtusas de nuestros seres terráqueos
y así no llegar a sufrir un cataclismo tan abrupto y de destrucción
total.
La medicina costarricense nos trajo enormes avances en el siglo XX.
Médicos brillantes de avanzada, reestructuración de todo el
sistema de salud. Cobertura muy amplia de casi todo el país
y actualización amplia de los logros científicos mundiales.
No más comenzando el siglo, en el año 1900 se funda la maternidad
de nuestro benemérito Hospital San Juan de Dios y para completar esta
conquista, se inicia la Escuela de Obstetricia con la graduación de
nueve parteras. Esfuerzos de fines de siglo anterior que fructificaron en
ese entonces y con los créditos y esfuerzos del Dr. Gerardo Rucavado
Bonilla. Para 1917, surge la Escuela de Enfermería adscrita
a la Facultad de Medicina y a nuestro único y querido nosocomio de
medicina general. Los doctores Carlos Durán Cartín, Francisco
Cordero Quirós y Benjamín Hernández Valverde, se hacen
cargo de la dirección y enseñanza de la ya citada Escuela de
Enfermeras Profesionales. En 1904 surge el nacimiento de la radiología
en el país, gracias al profesor José Brunetti, este italiano
entregado de por vida a la medicina costarricense, hacía méritos
varios años antes y el presidente Don Cleto González Víquez,
lo mandó a Roma a perfeccionarse en la especialidad.
De 1913 a 1918 el Dr. Teodoro Picado Marín se convierte en el Director
de GACETA MEDICA DE COSTA RICA, revista de ciencias médicas que había
nacido en 1896 y que dejó de existir en febrero de 1918. No
fue hasta octubre de 1933, cuando el Dr. Joaquín Zeledón Alvarado,
funda REVISTA MEDICA DE COSTA RICA, publicación médica y que
después de 67 años de ardua labor, todavía seguimos
entregando gratuitamente al cuerpo médico nacional y extranjero. Hemos
llegado al año 2000 y este es el primer número de este siglo
que recién empezamos. En 1957 (24 años después
que Zeledón Alvarado), el Dr. Rodolfo Céspedes Fonseca, funda
ACTA MEDICA COSTARRICENSE y aunque se ha mantenido con grandes interrupciones,
volvió a reanudarse su publicación con más regularidad
hace dos años.
El Dr. Carlos Durán Cartín gran reformador de la medicina en
Costa Rica, desde la Junta de Caridad, como protagonista en el mismo hospital,
desde la Facultad de medicina y desde todos los puestos ejecutivos que ocupó,
fue el forjador en esencia de las instituciones de salud de Costa Rica.
Aunque gran parte de la estructuración es de enormes cambios, los
ejecutó en el cuarto del final del Siglo XIX, asímismo, abarcó
gran parte de esta metamorfosis, todo el principio del Siglo XX. Muchas
de sus obras se llegaron a consolidar en el siglo que acabamos de dejar.
Para 1922 se establece la Secretaría de Salubridad (hoy Ministerio
de Salud) con el primer gran salubrista Dr. Solón Núñez
Frutos. Este gran prócer de la Salud Pública, impulsa
la campaña contra la anquilostomiasis y el paludismo que eran los
azotes de la población. Establece las luchas contra la tuberculosis,
contra las enfermedades venéreas, contra la lepra, favorece la salud
escolar, la epidemiología, Instituciones de Defensa Social y Servicios
de Asistencia Pública (1930). A su vez se reglamenta la Salud
Pública (Ley de Salud).
No hay duda que el siglo XX fue el siglo de las especialidades. Hasta
1950 ya había gran número de especialistas en muchas disciplinas
médicas, desde entonces, crecieron más las especialidades médico-quirúrgicas,
sobre todo se estructuraron con mayores perspectivas de independencia y con
una autonomía total.
En 1924 se inicia el Banco de Seguros que se reconocería en el futuro,
como Instituto Nacional de Seguros, desde esa fecha se reglamenta la medicina
contra los accidentes del trabajador, la cobertura contra los accidentes
del tránsito y los riesgos de los trabajadores de las enfermedades
profesionales. A principios de los años sesenta, el Dr. Alfonso
Acosta Guzmán junto con el Lic. Fernando Baudrit Solera, fundan
el Departamento de Medicina Legal en la Corte Suprema de Justicia.
El Dr. Clodomiro Picado Twight entre 1926 y 1927, fomenta las Escuelas de
Biólogos y Químicos -Bacteriólogos-, que revolucionarían
los pocos conocimientos que se tenían en el país sobre esas
ciencias y que traerían las bases del progreso que hoy día
se tienen en esos campos. Vacunas contra la viruela, tifoidea y peste
bubónica. Sueros antiofídicos. Todas las técnicas
del Instituto Pasteur de París son proyectadas por Clorito Picado
hacia nuestra precaria ciencia de tales laboratorios. Todos estos preámbulos
favorecen la creación del CONICIT y del INCIENSA, pues años
antes la investigación también estuvo a cargo de Picado Twight
durante muchos años.
Los Congresos Médicos se establecen en 1931 gracias al Dr. Antonio
Peña Chavarría. Fueron anuales muchos años.
Actualmente se hacen cada dos años con la invitación de grandes
personalidades de la medicina internacional. En 1961 los esfuerzos del Dr.
Peña, hacen posible el inicio de la Escuela de Medicina en la Universidad
de Costa Rica. Numerosos médicos se han formado desde entonces en
nuestro medio. Especialistas en muchas disciplinas también salido
de nuestros centros de salud, tanto para Costa Rica como para naciones extranjeras.
Para 1941 se construye el primer hospital de Niños (Pabellón
Mandas), con la donación proporcionada por don Jorge Mandas Theodoru
y se hizo dentro del mismo Hospital San Juan de Dios. Funcionó
muchos años este hospitalito de la niñez. El Dr. Carlos
Sáenz Herrera hizo méritos que trascendieron nuestras fronteras
para luego proyectar en el futuro el actual Hospital de la Niñez Costarricense.
La cirugía experimental en perros de los años cincuenta, fomentada
por el Dr. Andrés Vesalio Guzmán Calleja, nos trajo las bases
de la circulación extracorporea y de transplantes de órganos
a posteriori. Uno de los hechos más notorios del siglo XX fue
el de los años cuarenta, cuando el Dr. Rafael A. Calderón Guardia
establece el inicio de la Seguridad Social, Seguro de Enfermedad para el
trabajador y su familia. Subsidios para el inválido, para el
anciano y para los familiares al deceso del trabajador Viene una transformación
socio-médica que fue progresivamente insinuándose en nuestras
clásicas formas de prestación de servicios médicos.
No fue hasta 1971 que la legislación hizo que en menos de diez años
todos los servicios de salud pasaran a la Caja Costarricense de Seguro Social.
La medicina de caridad no desapareció por completo, siempre hay indigentes,
los cuales atinadamente cubre gratuitamente esta poderosa Institución.
La medicina preventiva aunque ha sido gradualmente fagocitada por este Sistema
Nacional de Salud, todavía no lo ha hecho del todo. El Ministerio
de Salud tiene algunos servicios preventivos y sirve de rector para las conductas
de Higiene y Medicina Preventiva. Hoy día la C.C.S.S. cuenta
con 26 hospitales, sesenta Centros de Salud, 34 áreas de salud y 4
cooperativas. La población de Costa Rica ha pasado 450.000 habitantes
del principio del siglo a casi cuatro millones y medio afines del siglo que
acabamos de dejar La medicina se ha vuelto tan honerosa, que sólo
los asegurados disconformes con el sistema de salud y de ingresos cuantiosos,
pueden darse el lujo de pagarla. La clase media alta se ha achicado
mucho y aún, estos ciudadanos, se ven en grandes apuros cuando abandonan
los servicios de su seguro obligatorio.
Como podemos darnos cuenta la calidad científica y de tecnificación
ha llegado a protegemos como una verdadera realidad. Hoy día
los servicios médicos no son de caridad, son una obligación
del Estado y un derecho, a todas luces, del trabajador No obstante, con todos
estos bienes alcanzados al final del siglo, el costarricense se siente huérfano
de piedad y comprensión cuando llega a enfermarse. La burocracia
y la falta de humanidad han desvirtuado a los funcionarios de la salud.
El enfermo sediento de compasión y tratamiento oportuno, sufre los
vejámenes de largas filas y de citas a muy largo plazo.
Pedimos excusas por las numerosas omisiones de este resumen de hechos notorios
del siglo XX. Exprofesamente no hemos querido citar muchos acontecimientos
importantes, ni los autores de tantos asuntos de gran relevancia y que por
tal motivo sería el caso de muchas páginas en la historia de
la medicina de Costa Rica. En esta ocasión, sólo nos
referimos a facetas de gran repercusión y que dieron una vuelta de
ciento sesenta grados. En todo el quehacer médico de este siglo tan
prolífico que lo constituye el SIGLO VEINTE.
Dr.
Manuel Zeledón Pérez
Director