Editorial
La Práctica de la Neurología en nuestro sistema de seguridad social en la primera década del siglo XXI

 

Los grandes avances tecnológico científicos, junto con los avances en la comunicación entre las personas del mundo entero, han producido una difusión del conocimiento que día con día llega a todas partes del mundo de una manera masiva. La medicina se ha beneficiado grandemente de esa gran difusión del conocimiento en las ciencias médicas y, la Neurología muy en particular. 

 

Con la aparición de la tomografía axial computarizada en nuestros hospitales al principio de los años 80, se avanzó enormemente en el diagnóstico certero y rápido de lesiones del sistema nervioso antes imposible de ser diagnosticadas. Más recientemente, con la invención de las imágenes por Resonancia Magnética, es posible ver el cerebro con increíble nitidez y, cada día, esta técnica es perfeccionada, de manera que la visualización del sistema nervioso, será a corto plazo casi perfecta. 

 

La aplicación de estos avances tecnológico-científicos, si estuvieran a la mano de todos, sería lo ideal. Sin embargo, estos exámenes son caros, especialmente la resonancia magnética, que no existe en nuestro sistema de seguridad social y, por lo tanto, hay que comprarlo a entidades que la ofrecen en nuestro país. No podemos, ni debemos, ordenar este examen a la ligera, sin un estudio minucioso del paciente, realizado a través de una excelente historia clínica y de un excelente examen neurológico. Sucede con alguna frecuencia que el paciente viene con varias hojas "bajadas de Internet", solicitando y muchas veces exigiendo, tal o cual examen o tal o cual tratamiento y, con la amenaza de ir a la Contraloría de Servicios a poner la queja correspondiente, si no es que ya ha llevado el caso a la Sala Cuarta, como ya ha sucedido. 

 

Es fácil ver, en estas cuatro situaciones: estudios especiales, tratamientos especiales, Contraloría de Servicios y Sala Cuarta, la lucha y, a veces la pelea del paciente con el médico y del médico con el paciente y, en el trasfondo de todo esto, los compromisos de gestión de la Caja Costarricense de Seguro Social que se pueden resumir en lo siguiente: que el médico vea el paciente el menor número de veces, que el médico ordene al paciente el menor número de exámenes y los más baratos que existan, que el médico recete a la paciente el menor número de medicamentos, los más baratos que existan, que al paciente se le resuelva el problema y que quede muy satisfecho.

 

Las Contralorías de Servicios son buenas pero, son mal interpretadas muchas veces por los pacientes (que ahora en la Institución se llaman usuarios externos, para diferenciarlos de los trabajadores de la institución, que ahora se llaman usuarios internos.) Nada de todo lo anterior existía hasta hace poco tiempo. Decía que las Contralorías de Servicios son buenas, buscan corregir errores donde los hay, mejorar las cosas cuando haya posibilidad de mejorarlas; ojalá hicieran desaparecer el "biombo", esa inmoralidad que nos carcome y nos avergüenza a los médicos. 

 

Conforme pasan los años hemos visto los neurólogos cómo se avanza en el diagnóstico a través de las técnicas de imágenes y de la aplicación de la biología molecular, ¿Qué podría decirse de los avances terapéuticos? La respuesta pareciera ser la terapéutica actual, no ha mejorado en mucho la evolución de enfermedades neurológicas como el accidente vascular cerebral, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, la escrelosis lateral armiotrófica, las distrofias musculares, la esclerosis múltiple y las convulsiones. Todos los días aparecen artículos en la literatura médica, en revistas populares, en los periódicos, en donde se habla de lo excelente de tales medicamentos y, unos días después aparecen otros artículos en donde se habla de la poca efectividad de los mismos, de las deficiencias con que fueron hechos los estudios que llevaron a tales conclusiones, de lo poco comparables que son esos estudios. Existe una lucha frontal entre las compañías productoras de medicamentos por vender sus productos, sí, es claro que día con día estos nuevos medicamentos son más caros.

 

Entonces, ¿dónde tendrá que estar el neurólogo en su quehacer diario, en su tarea sin fin de mejorar a su mejor maestro: el paciente? 

 

El médico debe estar allí junto al paciente, junto a esa persona que sufre y busca ayuda y, a veces, por lo menos consuelo. El neurólogo debe seguir haciendo historias clínicas buenas, escuchando al paciente con paciencia e inteligencia y, luego de examinarlo llegar a un diagnóstico lo más correcto posible y, si necesita procedimientos diagnósticos y terapéuticos especiales, usarlos según su mejor juicio, libre de influencias externas. Afortunadamente la mayoría de pacientes que acuden a nuestras consultas externas, no tienen nada serio y, con una historia clínica y un examen físico adecuados se puede llegar a un diagnóstico específico, el cual puede ser tratado con medicamentos sencillos y baratos. 

 

La saturación que vivimos en las camas de los hospitales metropolitanos y, la avalancha de pacientes que acuden a la consulta externa, van a continuar; además de los costarricenses el número de habitantes del país aumentará día con día con la inmigración sostenida que vivimos en estos días, de diferentes países: Nicaragua, Colombia, Cuba, Argentina; por mencionar algunos. 

 

La institución debe, a corto plazo, decirle a los asegurados que les puede ofrecer, con qué recursos, y hasta cuándo. 

 

Tal vez cuando en un futuro funcionen los nuevos hospitales de Heredia y Alajuela, con médicos bien preparados y comprometidos con la sociedad costarricense, que se dediquen a la practica de la neurología de manera sencilla, efectiva y clara, podremos tener un respiro, realizar nuestra labor diaria menos estresadamente. 

 

Dr. Enrique Hernández Vargas

Jefe Servicio de Neurología

Hospital México