TALLER TOXINA
BOFULÍNICA
Toxina botulinica
y sus aplicaciones en clínica general
Dr. Carlos
Aguilera
Neurólogo
Hospital Fach, Santiago de Chile
Chile
La Toxina Botulínica
(Botox), constituye una excelente herramienta terapéutica en una serie
de patologías neurológicas, que en su gran mayoría corresponden
a afecciones, cuya terapia era pobre o inexistente. Entre ellas destacan
las Distonías focales y segmentarias, Estrabismo, Blefaroespasmo. las
Distonías de Voz, el Espasmo del Escribiente, Anismus, Acalasia, y
otras patologías más generales como la Espasticidad, la Hiperhidrosis,
el Síndrome Miofacial y el uso reciente en cosmética y Cefaleas
Vasculares.
Su origen, se remonta
al año 1895, en el que se identifica el Clostridium Botulinum, hasta
el año 1946 fecha en que se aisla la Toxina en forma cristalina, siendo
aprobado por la FDA para el uso en Estrabismo y Blefaroespasmo en año
1989. En estos doce años de historia el uso de Botox ha aumentado
en una multiplicidad de patologías como las ya descritas.
Su mecanismo de acción,
consiste en una denervación neuroquímica por bloqueo de las
terminaciones colinérgicas en la unión neuromuscular, evento
que se produce al unirse la cadena larga de la proteína sobre el botón
terminal e incorporarse a dicho botón la cadena corta de esta proteína,
que realiza el efecto bloqueador neuromuscular. Este hecho posibilita
que la musculatura se relaje y se produzca el ansiado alivio en las contracturas
musculares originadas por distonías o en las terminaciones colinérgicas
encargadas de la secreción de sudor o de la producción de saliva.
Dicho efecto denervatorio genera la aparición de botones terminales
adicionales que suplen la denervación, por lo que el proceso se hace
reversible en un plazo aproximado de tres meses.
La presentación
de Botox, producida por Laboratorios Allergan, viene en un frasco ampolla,
esterilizado y liofilizado el que se maneja bajo condiciones de refrigeración,
en cadena de frío, dado que la toxina es termolábil y también
lábil a los movimientos. Cada frasco ampolla de Botox aporta
100 unidades de neurotoxina tipo A, 0,5 mgr. de albúmina humana y 0,9
mgr. de cloruro de sodio. Dicha presentación se reconstituye
agregando 1 a 2 cc. de suero fisiológico.
La multiplicidad de
indicaciones de esta útil herramienta terapéutica, ha permitido
al clínico, ofrecer a un gran número de pacientes la posibilidad
de un alivio sintomático que mejora su calidad de vida y evita el
uso de una gran cantidad de fármacos inefectivos con pobre resultado
terapéutico. El Botox es una proteína aislada de cultivos
de Clostridium Botulinium y preparada y liofilizada en laboratorios que permiten
su reconstitución con suero fisiológico para su aplicación
intramuscular.
En el Servicio de Neurología
del Hospital de la Fuerza Aérea de Chile se ha trabajado con Botox
desde hace aproximadamente 5 años tratando a 112 pacientes con diferentes
patologías en un rango etario que va entre los 15 y 83 años
(promedio 48) de los cuales 89 son de sexo femenino y 23 masculino, con un
total de 1908 infiltraciones.
El tiempo de latencia
entre la aparición de los síntomas y el tratamiento es de 3,4
años.
Entre los antecedentes
mórbidos de los pacientes inyectados destacan el traumatismo encéfalocraneano
(20) y la parálisis facial (13), aunque la gran mayoría
no los refiere (55).
El tipo de tratamiento
realizado se desglosa de la siguientes forma: Espasmos Faciales 52 casos,
Blefaroespasmos 31, Distonías Cervicales 11, Distonía Toracolumbar
2, Distonía Braquial 2, Espasmo Laríngeo 5, Temblor de Voz 4
y Espasticidad 2.
De los tratamientos
realizados el 82.1% alcanzó entre excelente y buena mejoría
y solo en un caso de Distonía toracolumbar en que el tratamiento fue
ineficiente, lo que se atribuyó a insuficiente dosis utilizada.
Un caso de Síndome
de Frey se logró controlar la sudoración facial con el uso de
Botox. En cosmética se ha logrado corregir líneas de
expresión facial en aproximadamente 12 damas con excelente resultado.
En casos de Espasticidad,
se ha logrado cooperar en las terapias de rehabilitación de pacientes
secuelados de accidentes cerebro-vasculares con hemiplejias espásticas
y en secuelares de enfermedades desmielinizantes.
El uso de Botox en nuestro
Hospital nos ha permitido ofrecer a los pacientes portadores de Distonía
un alivio sintomático significativo que ha significado una mejoría
en su calidad de vida y de relación con su entorno, lo que justifica
plenamente la terapia que resulta ser más cómoda y fácil
que ingesta de fármacos.