Semblanza
Dr. Alexis Ramírez Benavides
Neurocirujano
Hombre moderado y de claro accionar, el Dr. Alexis Ramírez Benavides
ha sido -sin lugar a duda- uno de los pilares más importantes y firmes
en los últimos 30 años de la Neurocirugía Pediátrica
y General de Costa Rica. Con conceptos muy claros y un sentido práctico
de la medicina, siempre ha demostrado dentro y fuera del quirófano
su excepcional habilidad, producto de su basta experiencia y ese don que Dios
otorga a muy pocos.
Herediano de cuna y
corazón, nació el 4 de Octubre de 1937. Creció
en Santo Tomás, donde cursó primaria, y la secundaria en el
Liceo de Heredia, que tantos grandes hombres ha dado al país.
Tercero de una familia
de cinco de muy escasos recursos, desde temprana edad trabajó duro
en los cafetales del área, y en su adolescencia laboró como
pintor, carpintero, albañil, peón y cuanto trabajo le propinara
ingresos él y su familia.
Tempranamente tenía
claro el deseo de ser médico, así como le era claro que sus
padres no estaban en condiciones de costear sus estudios.
Pronto a concluir el
Bachillerato, trabajó junto a su padre como albañil en la
construcción del edificio del periódico "La Prensa Libre",
logrando ahorrar ¢2.600 para comprarse un traje entero y ropa para
viajar a Puebla, país donde tenía puestas sus esperanzas de
estudio.
Su primo, el Dr. Alvaro
Calvo León, quien en ese tiempo era estudiante de tercer año,
lo matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma
de Puebla; y con la ayuda de su tía, su abuelo y su madre viajó
a México.
Escaso en dinero, compartió
un pequeño apartamento con los ahora doctores Fernando Charpentier,
José Alfaro, Olman Fallas Chinchilla y Alvaro Calvo León.
Sus primeros dos años fueron desordenados: con algunos dólares
en la bolsa, joven y "fiestero"; su camino al colapso académico fue
finalmente corregido por el entonces estudiante de medicina de quinto año
William Rodríguez Vargas, quien le hizo ver su error y lo ayudó
a alcanzar el éxito. En este proceso se mudó a vivir
con una familia Yucateca, empezó a estudiar intensamente, puso sus
materias atrasadas al día y obtuvo -aunque a duras penas- los libros
necesarios para sus estudios.
En su cuarto año
de carrera, fue aceptado como enfermero nocturno ocasional, ganando hasta
$8 por noche, lo cual fue un ingreso que le permitió adquirir libros
y solventar algunos gastos.
Sin duda jamás
imaginó que su necesidad por ganar unos pesos marcaría el
resto de su vida, ya que fue aquí donde conociera al Dr. Armando
Ramírez Cervantes, quien al observar su interés por la neurocirugía
lo invitó a ser su ayudante ocasional ad-honorem, para realizar cirugías
en el Sanatorio de Guadalupe.
Halando todo el instrumental
quirúrgico, craneotomo eléctrico incluido, el joven Alexis
pronto se ganó la confianza y el cariño de su exigente maestro,
llegando a ser su ayudante exclusivo, inclusive en el campo privado.
Esto le dio una muy oportuna independencia económica de su familia
que ya veía difícil seguir costeando sus estudios en México.
Logró la suficiente
tranquilidad financiera y fijó su ruta para más tarde dedicar
su vida a lo que ha sido su pasión desde entonces: la Neurocirugía.
En sus dos últimos
años de la Facultad de Medicina, destacó en Neurociencias
y fue nombrado "Adjunto de Cátedra de Clínica Neurológica".
Una responsabilidad y un honor inusual para un estudiante de medicina.
Su tesis de graduación
de tema obviamente neuroquirúrgico, la presentó junto con
el Dr. Francisco Biagi, sobre "Cisticercosis Cerebral", bajo la tutela de
su maestro el Dr. Armando Ramírez.
Finalmente vuelve a
Costa Rica en 1963, lleno de deseos por empezar a trabajar pero encontrando
un panorama dificil y casi sin esperanzas, teniendo, que hacer su internado
clínico sin paga en el Hospital San Juan de Dios. Durante este
tiempo, por su experiencia neuroquirúrgica, establece una natural
relación con el Dr. Eduardo Guevara Coronado, entonces Jefe de Neurocirugía.
A mediados de 1964,
después de siete difíciles meses sin ningún ingreso económico,
el Dr. Esteban López Varela -Jefe del Departamento de Cirugía-
lo envía a Puerto Quepos como médico general, para reforzar
el hospital que contaba con un grupo pequeño de médicos, entre
ellos los doctores Lenin Sáenz, Enrique Freer y Fernández Turro,
con el compromiso de que se le aceptaría su tiempo ad-honorem y su
paso por Quepos con el Internado Médico y Servicio Social.
Durante año
y medio trabajó arduamente, haciendo cesáreas, anestesiando
pacientes e incluso como Director del Hospital.
Sin embargo, de vuelta
en San José, el Colegio de Médicos y Cirujanos no le reconoce
su experiencia y trabajo, por lo que -a pesar de lo acordado- debe completar
su internado, el cual hace en el HNN. En ese momento, su fundador
y Director el Dr. Carlos Sáenz Herrera, junto con el Jefe de Cirugía
el Dr. Roberto Ortíz, no dejan pasar su calidad y sólo 9 meses
después inicia la residencia en Cirugía Pediátrica
para graduarse 4 años más tarde (1969) como Cirujano Pediatra
General, la cual nunca ejerció verdaderamente, pero influenció
su actividad profesional por siempre.
Durante su residencia
conoce al Dr. Alfonso Tohen Zamudio, experto en rehabilitación de
pacientes con secuelas de Polio, quien más tarde le facilitaría
una oportunidad para ser aceptado como residente de Neurocirugía en
el Centro Médico de México. Becado por el HNN, y con
un amplio currículum quirúrgico y académico, empieza
su rotación como Residente supernumerario de Neurocirugía,
bajo la tutela del Dr. Daniel González González, Jefe del Servicio
de Neurocirugía del Hospital Pediátrico.
Antes de tres meses
pasa de observador a asistente quirúrgico y primer cirujano, y continúa
su formación por cuatro años, que concluye en Noviembre de
1973.
A su regreso a Costa
Rica, se integra de inmediato como Neurocirujano Asistente del Servicio
de Neurocirugía del Hospital Nacional de Niños. Poco
después es nombrado Jefe de Clínica, y se destaca por su habilidad,
sentido práctico y actitud trabajadora e incansable.
Gran creyente y defensor
de la medicina privada, siempre ha demostrado su compromiso con los niños
de Costa Rica y su pasión por la Neurocirugía. Prueba
de ello son alrededor de 1000 cirugías generales pediátricas,
y más de 6250 cirugías neuroquirúrgicas a lo largo
de 27 años como asistente, Jefe de Clínica y Jefe del Servicio
del Servicio de Neurocirugía durante casi 10 años.
Su esfuerzo y duro
trabajo lamentablemente pasaron la factura elevada y durante su carrera
profesional debió someterse a 5 cirugías de columna -2 Fusiones
de Cloward, hemilaminectomías por hernia de disco y una laminectomía-
obligándolo a retirarse antes de tiempo, en un momento en que su
experiencia acumulada es sin duda invaluable.
Ahora disfruta de su
muy merecida pensión, entre la tranquilidad y la belleza de las Montañas
del Norte de Heredia, su invernadero de orquídeas y una gran variedad
de animales domésticos y de granja.
El Dr. Ramírez
Benavides se destacó como excelente clínico y extraordinario
cirujano. Su trabajo y sus enseñanzas nos comprometen a las
generaciones más jóvenes, a mejorar cada día, a incorporar
la alta tecnología y lo mejor de nuestras habilidades en nuestro diario
quehacer, pero manteniendo el abordaje clínico claro y práctico
de nuestros pacientes, en busca de su más pronta y práctica
resolución.
Que sean muchos los
años de gozo y disfrute junto a su familia, sus orquídeas y
sus hermosas montañas heredianas.
Dr. Eduardo Huertas
Arias
Cirujano Neurológico
y Cirujano Infantil
Apdo. 145-3019
San Pablo de Heredia,
Costa Rica
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