EDITORIAL
El neurocirujano ideal
La Neurocirugía
es tan antigua como lo es el hombre, lo anterior sustentado en la Biblia:
Abel, hijo de Adán murió por un traumatismo craneoencefálico.
Las primeras trepanaciones se remontan a diez mil años en el Paleolítico,
con fines que ahora podríamos considerar como chamanismo prehistórico.
La época moderna considera a la Neurocirugía de las más
recientes especialidades quirúrgicas y una de las que irá evolucionando
y cambiará más rápidamente.
Proyectar al futuro la
imagen del neurocirujano ideal es quimérica y difícil.
Al estudiar la carga curricular, todos los programas de formación
del especialista son divergentes, incompletos y siempre existirá "ese
algo que falta o faltó en su formación". Estamos viviendo
el contexto de masificación en la formación de los médicos
generales y especialistas. La pregunta es si las diversas escuelas
de medicina, están debidamente acreditadas y se cumple a cabalidad
con un programa académico adecuado. Los paradigmas en este mundo
globalizado se han roto, debido a una "cuasireingeniería" esperanzada
en la calidad total, buscando las normativas tipo ISO de todas las numeraciones
y categorías. El neurocirujano que se forma con el Programa
de Post Grado creado por la Universidad de Costa Rica y el CENDEISSS, y que
han sido coordinado en forma excelente por el Profesor Dr. Carlos Cabezas
Campodónico, con prestigiosos profesores como colaboradores ha demostrado
tener un adecuado balance académico (resultado visto en la práctica
de los nuevos Neurocirujanos que se han incorporado a los Centros Médicos).
Estamos inmersos en un
Sistema de Salud Socializado, pero que su modernización proyecta modificaciones
significativas en las tareas en los próximos años. Convivimos
con una tecnología e investigación que avanza aceleradamente,
todo esto se deberá familiarizar con los profesionales. Sin
embargo, hay otra cara de la moneda que debe ser afin al médico en
general y por ende al especialista, y de lo cual carece en su formación
como fuente académica, me refiero a los aspectos: morales, legales.
Es entonces vital agregar guías que vayan labrando su madurez en esta
fase. El neurocirujano debe tener una amplia formación humanista,
y conocer las normativas deontológica, éticas y bioéticas
en el ejercicio de su profesión. Debe de conocerse que el Cirujano
no se puede desligar de la experiencia quirúrgica, la cual no se obtiene
leyendo mil páginas textuales, hay que vivirla, en sus cuatro dimensiones
y es fundamental para el neófito el asistir al Neurocirujano de experiencia,
aprendiendo esa ciencia-arte que es la cirugía, "quien es buen asistente
de cirugía va a ser un buen cirujano". Muchas veces los neurocirujanos
reclaman "que se les de tal cirugía, que tal o cual hace tantos aneurismas
y que él nunca ha hecho ninguno". Pero recordemos que el que
tiene más experiencia sabrá en que momento podrá darle
la oportunidad de ser actor quirúrgico. El Neurocirujano además
de ser conocedor de parámetros clínicos y quirúrgicos,
debe preocuparse por agregar a su conocimiento mucho de administración,
y de campos innovadores hoy día que se integran a su compleja vida
como la informática y que sin duda alguna es una herramienta que le
permitirá sobrevivir como profesional en el país como a nivel
internacional.
Dato que siempre ha estado
latente pero ante aspectos legales ha tomado relevancia es el consentimiento
informado, por lo que debe comprenderse muy bien su función.
El Consentimiento informado nació en 1947 en el famoso juicio de Nuremberg
y posteriormente en Helsinki en 1964. No olvidar la relación
médico paciente ese diálogo necesario de establecer y que es
parte del consentimiento. De relevancia es informar que actualmente
el Colegio de Médicos "acreditará y certificará" el
quehacer médico, obligando a todos en esa selección natural
al aspirar a ser los mejores, pero no sólo los mejores con mil o un
millón de operaciones sino integralmente ser el neurocirujano ideal
(abarcaría el ser poseedor de todos los aspectos anteriores).
Evitando en sus labores incurrir en el comercialismo y en las faltas nefastas
de la mala praxis: la negligencia (pereza), impericia (falta de conocimientos
y procedimientos) y la imprudencia (temeridad suicida). En su caminar
debe protagonizar papeles de liderazgo, de sindicalismo, académicos
y ante todo respetar y proteger a sus semejantes. La formación
es la alquimia de una carrera inciática, en la cual encontrará
el aprendiz muchos obstáculos, vallas, tormentas y ruidos, beberá
la hiel y sabrá diferenciarla de lo que no es, pero su espíritu
se proyectará en la consecución de sus metas, las más
sagradas: el aliviar el sufrimiento humano.
Dr.
Teodoro Evans Benavides
Sub-Director Neuroeje
Especialista en Cirugía
General, Neurocirugía,
Administración
de Centros y Servicios de Salud.