Adolescentes embarazadas casadas:
un análisis de las tareas básicas de la adolescencia
 

Licda. Fressy Andrade Ruiz
Lic. Jorge Sánchez Solano




INTRODUCCIÓN

En la década de los ochenta, se realizó en Costa Rica el Primer diagnóstico de la población adolescente motivado por el incremento cuantitativo de este grupo etáreo en el ámbito mundial. Este primer diagnóstico encontró que un sector importante consultaba por enfermedades de transmisión sexual, fundamentalmente en el caso de los varones y, en el caso de las mujeres, por aspectos relacionados con embarazo, parto y puerperio.

A partir de este momento, comenzó a tener mayor importancia el tema de la salud de los y las adolescentes, por lo cual se crea la Comisión Nacional de la Adolescencia, así como las Clínicas de Atención Integral del Adolescente de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

Debido a su crecimiento acelerado, este grupo etáreo representa un sector cuantitativamente importante.

Actualmente constituye aproximadamente el 20% de la población total del país, siendo en cifras absolutas 624.780 jóvenes entre 10 y 19 años. Las proyecciones para el año 2000 indican que la cifra superará los 750.000 adolescentes. De acuerdo con estas mismas estimaciones, la diferencia entre los géneros será mínima, 49% mujeres y 51 % varones. (CCSS, s. f, pp. 15-16).

Con respecto al embarazo, los datos más recientes revelan que de un total de 80.306 mujeres embarazadas en nuestro país, 14.760 (18,37%) corresponden a mujeres de menos de 19 años.

Del total de adolescentes embarazadas, 14.196 mujeres (96,17%) se encuentran entre 15 y 19 años (Estadística Vital, Dirección General de Estadística y Censos, 1996). Este dato indica que casi la totalidad de embarazos adolescentes ocurren en este rango de edad. Esta es la razón por la que en este trabajo se enfatizará en esta población.

Respecto al grupo de edad de 15 a 19 años propiamente, datos de la CCSS indican que "el sexo masculino consulta menos que el sexo femenino, que lo hace el doble y principalmente por control prenatal (... ) las mujeres hicieron uso del internamiento en un 83% del total de eventos, y los hombres un 17%. El fenómeno se incremento significativamente debido a los diagnósticos vinculados con los aspectos de la maternidad y de problemas reproductivos (Donas, 1995, p. 62).

Desde el período de los ochenta hasta la actualidad, parece existir un comportamiento homogéneo acerca del motivo de consulta e internamiento. Este comportamiento tiende a reflejar el uso de los servicios de salud por parte de adolescentes de ambos sexos en las áreas de la maternidad, enfermedades de transmisión sexual y otros que indican la presencia de una vida sexual genital en este grupo etáreo.

Dentro de este contexto, el tema de embarazo precoz en adolescentes se ha considerado uno de los más relevantes por el impacto social y en materia de salud pública.

Por otra parte, se encontró que el estado civil de las adolescentes cambia significativamente motivado por el embarazo. Según datos de la Asociación Demográfica Costarricense, un 40,1 % de las adolescentes entre 15 y 19 años está casada, un 34,2 % vive en unión libre y un 24,9% se declaran solteras. (Madrigal, 1992)

Gran cantidad de los esfuerzo, en investigación y recursos institucionales se han dirigido hacia el grupo de adolescentes embarazadas solteras por la condición de riesgo en que estas viven su embarazo y la maternidad. Lo cual remite de inmediato a inferir que adolescentes de otros subgrupos, como las que viven en unión libre o matrimonio se encuentran en una condición de menor riesgo, principalmente en el caso de estas últimas por la legitimidad social que le da el matrimonio a la relación y la aparente estabilidad en el vínculo de pareja. Resulta revelador que en nuestro país, pese a su importancia numérica, no se registran investigaciones o estudios específicos para este subgrupo.

De ahí surge, en el investigador y la investigadora, el interés por profundizar en la experiencia de vida de las adolescentes embarazadas casadas e indagar lo que ocurre con el desarrollo de las tareas básicas de la adolescencia en un momento de la vida en que se conjugan tres procesos vitales: la adolescencia, el embarazo y el matrimonio.

MARCO DE REFERENCIA

Adolescencia

Para el presente estudio se ha elegido una definición que a nuestro juicio resulta apropiada dentro del contexto socioeconómico y cultural costarricense. Entenderemos la adolescencia tal como la define Krauskopf (1995):

Como el período crucial del ciclo vital en que los individuos toman una nueva dirección en su desarrollo, alcanza su madurez sexual, se apoyan en los recursos psicológicos y sociales que obtuvieron en su crecimiento previo, asumen para sí las funciones que les permiten elaborar su identidad y plantearse un proyecto de vida propio. (p. 23)

Esta definición comprende las tareas básicas que debe realizar toda adolescente que desee avanzar satisfactoriamente hacia la vida adulta y que son indispensables en la sociedad en que crece.

A continuación retomaremos los planteamientos de Aberastury, Knobel (1984) y Krauskopf (1995), con el fin de proponer las tareas básicas de la adolescencia que deseamos examinar:

Búsqueda de la identidad

Para Erikson (1974) la identidad es "la experiencia interna de mismidad, de ser nosotros mismos en forma coherente y continua, a pesar de los cambios internos y externos que enfrentamos en nuestra vida" (p. 250). Muy similar es la definición de Fernández Moujan (1974) para quien:

La lucha por la identidad es reconstruir la realidad del mundo interno y los vínculos con el mundo externo con el fin único de ser uno mismo en el espacio y en el tiempo en relación con los demás y con el propio cuerpo. (pp. 20 - 21, ambos citados por Krauskopf 1995, pp.40- 41).

Ambos autores coinciden en el carácter subjetivo de este proceso, para el cual se toman en cuenta diversos procesos que le dan características individuales y formas de expresión a cada persona entre ellos: conformaciones intrapsíquicas de la personalidad, la elaboración por el cuerpo y el rol infantil, el desprendimiento de las figuras parentales y lo que estos representaban, factores de género y antecedentes culturales. Estos elementos se conjugan en este momento específico para ofrecer un nuevo sentido de orientación a la vida del y la adolescente.

Aceptación de los cambios del cuerpo de niño, al cuerpo de adulto

Uno de los duelos fundamentales que ocurre en el período adolescente es el duelo por el cuerpo infantil perdido, que se impone al individuo que, espectador impotente de lo que ocurre en su propio organismo. (Knobel, 1984, p. 11).

Los cambios ejercen sin duda un profundo efecto en el, individuo. Se convierten en una continua preocupación sobre cómo me veo y cómo me ve el mundo. Lo difícil es conciliar el cómo me veo al cómo me quiero ver, producto de las expectativas propias y las socialmente impuestas.

Autonomía de la dependencia del adulto

Durante la infancia se establecen estrechos vínculos de dependencia con los adultos, especialmente con las figuras parentales. Esta dependencia no es sólo de tipo material (económico, educativo), sino relacional (amistades, grupos sociales) y afectivo (aceptación, autoestima, pertenencia).

Sin embargo, aunque con más dificultad para unos que para otros, eso no impide que:

El marco en que se movía el adolescente cuando era niño se haga estrecho y ahora requiera horizontes más amplios que le permitan expresar sus nuevas y mayores capacidades. Se encuentra en la puerta de entrada de la edad adulta (... ). Ha perdido su status derivado y necesita alcanzar el 'status primario'; esto es, asumir una independencia que lo exprese personalmente, y dirigirse hacia roles y metas que tengan consonancia con sus habilidades y que estén de acuerdo con las posibilidades ambientales. (Krauskopf, 1995, p. 35)

Elaboración de la identidad sexual

El sexo con el que se nace determina, aun antes de venir al mundo, la manera en que la cultura orientará el comportamiento de hombres y mujeres. Así, los individuos aprenden por medio de la socialización, qué comportamientos resultan aceptables y cuáles no para cada uno de los sexos. Según Coleman (1994).

Respecto a la identidad del papel sexual, puede considerarse que representa el grado en que un individuo cree haberse ajustado al papel sexual prescripto. Es decir, se refiere a la medida en que una persona siente que su comportamiento va de su respectiva cultura y que determinan el comportamiento masculino o femenino en acuerdo con los estándares que operan en general. (p. 83)

Elaboración del proyecto de vida

Aunque muchos de los pensamientos e ideas sobre lo que deseamos para nuestras vidas en el futuro se generan en la infancia, durante la adolescencia se fortalece y consolida el proyecto de vida. Krauskopf (1995) señala:

Es la necesidad de reconocer las propias potencialidades y necesidades en un hacer posible y dependiente del individuo mismo, esto es su proyecto de vida, lo que hace que él y la adolescente se aboquen, con profunda intensidad, aunque no siempre consciente de todas las implicaciones de lo que hacen, a una búsqueda de sentimientos, valores y actitudes que lo reflejan en un ahora proyectado hacia el futuro, en un sí mismo proyectado hacia los demás. (p. 42)

Podría decirse que el proyecto de vida se orienta en tres sentidos: consigo mismo, con los demás y con el mundo. Resume las aspiraciones y metas que nos trazamos y que le dan sentido a la existencia. A su vez, guarda relación y puede coincidir con las expectativas familiares y culturales.

Al respecto, Laura Guzmán (1997) destaca que "en el caso de las mujeres el proyecto de vida tiene muy pocas posibilidades de ser estructurado autónomamente, por su condición de género. Este está claramente definido cultural y socialmente: ser madres y tener compañero" (p. 16). Dicho de otro modo, la maternidad y el matrimonio.

Relaciones de pareja en la adolescencia

Junto al despertar sexual de la y del adolescente, comienza a darse un interés especial por el sexo opuesto, el cual inicialmente se presenta de forma tímida y pausada, pero que es vivido con gran intensidad. Esta marcada atracción por miembros del sexo opuesto se halla circunscrita dentro de la conformación de la identidad sexual, al permitirle paulatinamente ensayar roles específicos dependiendo del género, mujer u hombre, y que contribuye a confirmarla (o).

Inicialmente las relaciones amorosas parecen ser de una duración y profundidad limitadas, y aparece el enamoramiento apasionado, el cual Aberastury (1984) lo plantea de la siguiente manera:

Adquiere características singulares en la adolescencia y presenta todo el aspecto de los vínculos intensos pero frágiles de la relación interpersonal, siendo amores de una gran intensidad pero volubles y de corta duración. Así se presenta el 'amor a primera vista' el que no sólo puede no ser correspondido sino que incluso puede ser totalmente ignorado por la parte amada de la pareja, como ocurre cuando ese ser amado es una figura idealizada, que tiene en realidad las características de un claro sustituto parental. (p. 75)

Se podría afirmar que lo que el o la adolescente buscan en el otro (-a) no es al otro como persona, sino a ella o a él mismo, lo que les permite reencontrarse consigo misma (-o) e ir conformando paulatinamente la identidad sexual.

Para Murillo (1996), "las relaciones de pareja entre adolescentes tienden a ser inestables y poco duraderas, y son más bien un 'estar juntos' durante algún tiempo, que funcionan como ensayos de rol sexual preparatorias para una vida de pareja adulta" (p. 67).

Consecuentemente, para que el o la adolescente puedan estar preparados para compartir en pareja, deben haber resuelto la problemática de las primeras etapas del desarrollo, así como tener solventado el conflicto con los padres. Estrada (1996) refiere que en términos psicoanalíticos, cuando hay una aceptación mutua entre la adolescente y sus padres, se dice que se ha logrado resolver la "encrucijada edípica" y, por lo tanto, está lista para ir al encuentro de la pareja (p. 51).

Matrimonio

El matrimonio es considerado la institución social a través de la cual la sociedad institucionaliza la unión de un hombre y una mujer, y les garantiza la estabilidad socio-legal y la consolidación de la familia nuclear.

Lo más destacado del matrimonio adolescente es que no surge desde una opción personal autónoma. La mayoría de estos matrimonios se establecen por presión familiar y social, ya que previamente ha existido un embarazo.

Para Krauskopf (1995), "el matrimonio aparece como una alternativa de resolución de problemas de diversa índole: conflictos familiares, precaria situación económica, ausencia de un proyecto de vida o ruptura de la dependencia de la familia de origen" (p. 119). Para Buchimal (citado por Grinder, 1987, p. 327), algunos de los factores que contribuyen al matrimonio adolescente son:

La socialización de la mujer la lleva a encontrar en la maternidad y en la vida de casada el único medio de concretar su identidad femenina. De ahí que como plantea Cáseres (1994), "entre las jóvenes parece mantenerse un ideal romántico de la pareja y de la unión matrimonial" (p. 23). A pesar de esta idealización que tienen los y las jóvenes sobre el matrimonio, la realidad de la relación de pareja es muy compleja.

Así mismo, la pareja adolescente vive en condiciones de pobreza y con grandes limitaciones económicas que aumentan la dependencia de la familia o de las instituciones de bienestar social. Esta circunstancia se incremento cuando el compañero es una persona joven, que no se ha preparado laboralmente y que se desempeña en tareas poco remuneradas. De esta manera, el ajuste de la pareja a la vida matrimonial resulta más complejo y conflictivo en el caso de los adolescentes.

Para Cáseres (1994), "el matrimonio trastoca la dinámica de la pareja en aspectos relativos al trabajo para mantener a la familia, tensiones económicas y financieras por la manutención de los miembros y tensiones por el incremento de tareas en el hogar" (p. 24), lo que genera dificultades en la relación de pareja que en muchos casos desencadenan en situaciones de violencia doméstica. Esto promueve que la mayoría de las veces el matrimonio adolescente sea de corta duración hasta llegar generalmente al divorcio.

Embarazo

En Costa Rica "el 17,6 % del total de nacimientos, ocurre en jóvenes entre los 15 y 19 años" (Estadística Vital, 1996, p. 22). Esto indica que en nuestro país poco menos de la quinta parte de las mujeres menores de 19 años ya han tenido por lo menos un embarazo.

Las altas tasas de fecundidad que muestran las mujeres a inicios de su vida reproductiva se asocia con un comienzo temprano de la actividad sexual que notablemente representa un problema de salud pública, antes de que ocurra el embarazo Y después de éste. Antes, porque es evidente que las nuevas actitudes ante la sexualidad y el comportamiento reproductivo de nuestros jóvenes es riesgoso, y el embarazo es sólo una de las posibles consecuencias. Después, por las condiciones de inmadurez física y psicológica en que se encuentra la madre, así como los problemas de tipo económico y familiar que se le suman si no recibe apoyo.

Para los estudiosos en la materia, la postergación de la procreación beneficia a las mujeres jóvenes porque les permite tener más tiempo para dedicarse a su formación académica y capacitarse para mejorar sus posibilidades de atender a sus familias y competir en el mercado de trabajo.

Por otra parte, la condición marital de una mujer es una variable crucial en el análisis de la fecundidad, ya que como es lógico, la continuidad y el mayor tiempo de exposición de las mujeres unidas lleva a una familia más numerosa.

Riesgos del embarazo adolescente para la salud

Para Laura Guzmán (1997):

Desde el momento en que se declara el embarazo como un problema de salud pública, se afirman dos supuestos: a) que estamos ante un aumento en el número de embarazos y adolescentes madres; y b) que la condición de adolescente embarazada y madre implica riesgos a la salud de la mujer y su prole. (p. 22)

Según el Diagnóstico de la Salud de los y las adolescentes de la CCSS, las jóvenes representan el 41,3% de las primíparas y el 7,6 % de las multíparas, siendo estas cifras altamente significativas para el total de la población (CCSS, 1994).

En Costa Rica, el 22,7% de los nacidos de pretérmino se presentó en madres adolescentes. La principal causa de ingreso hospitalario en adolescentes del sexo femenino fue por embarazos, parto y puerperio. Un 13,3% de los abortos reconocidos como tales, se registran entre los 10 y los 19 años, así como el 19 % de defunciones maternas y el 13,4% de defunciones fetales". (CCSS, 1994).

Aunque algunos textos insisten en el riesgo para la salud de la adolescente a cualquier edad, la mayoría coincide en que desde el punto de vista estrictamente biológico, estos se acentúan en muchachas menores de 15 años. No obstante, a la fecha no existen hallazgos determinantes, principalmente si la adolescente ha recibido atención prenatal.

Riesgos Psicosociales del embarazo

Pareciera entonces, que para las adolescentes mayores de 15 años de edad, el peligro fisiológico de la maternidad no es el factor de riesgo fundamental, sino el conjunto de circunstancias socioeconómicas, efectivas, familiares y culturales que ejercen mayor presión sobre el embarazo adolescente, especialmente si éste ocurre fuera del marco de la conyugalidad.

Hay aquí, otro asunto importante de mencionar: "el embarazo en la adolescente es una crisis que se sobre impone a la crisis de la adolescencia" (Quesada, Rojas y Woodley, 1994). De manera que a temprana edad deberá resolver, por un lado, las tareas que le demandan cada una de las fases de la adolescencia y, por otro lado, los cambios corporales y en el proyecto de vida, que le sobrevendrán con el embarazo.

Las mujeres que tienen el primer hijo antes de los 20 años tienen más probabilidad de:

Socialmente se ha considerado que si la joven adolescente queda embarazada estando casada o si contrae matrimonio a consecuencia del embarazo, disminuye el riesgo psicosocial, ya que tendrá el apoyo emocional de su compañero. Él le proporcionará sostén financiero a ella y a la criatura y además la sanción social y familiar no será tan fuerte; sin embargo, también está demostrado que "las mujeres forzadas a casarse jóvenes por estar embarazadas han de soportar episodios de violencia o abandono" (...); además el apoyo económico "puede ser irregular o cesar después de varios años," (Publicación de Population lnformation Program, 1995, p. 15).  Ante lo cual, la seguridad que ofrece el vínculo matrimonial a las adolescentes, podría ser sólo un mito.

ABORDAJE METODOLÓGICO

Este se define como un estudio cualitativo, exploratorio y casuístico. El estudio de casos permitió indagar un segmento del ciclo vital de las adolescentes entrevistadas. Nos concentramos en aspectos de adolescencia, embarazo y matrimonio, para lo cual se empleó la técnica de entrevista psicológica en profundidad.

Esta técnica permite que un individuo transmita oralmente al entrevistador su definición personal de la situación. La entrevista comprende un proceso de inmersión (más exactamente re-inmersión) por parte del entrevistado frente a, o en colaboración con, el entrevistador que asiste activamente a este ejercicio (...). En la entrevista, el investigador busca encontrar lo que es importante y significativo en la mente de los informantes, sus significados, perspectivas e interpretaciones, el modo en que ellos ven, clasifican y experimentan su propio mundo. (Ruiz e lspizua, 1989, pp. 126- 127).

Se trabajó con base en cinco objetivos específicos que encierran aspectos como la percepción que tiene la adolescente de su esquema corporal como mujer embarazada, el proceso de la construcción de la identidad personal y la identidad de género de la adolescente dentro de la experiencia de mujer embarazada casada, el desarrollo de la sexualidad, el proceso de la adquisición de la autonomía, búsqueda de la independencia y el proyecto de vida de la adolescente embarazada casada.

La población seleccionada en la investigación está conformada por cuatro mujeres adolescentes costarricenses casadas, con una edad entre 15 y 19 años no cumplidos, residentes en el área metropolitana de San José.

Con base en los criterios de inclusión, se determinaron las condiciones que deben poseer las informantes y desde ahí se fijó el número de casos. Las dos condiciones más significativas tomadas en cuenta para seleccionar a las informantes fueron la edad y el matrimonio.

Con respecto a la edad, se conformaron dos subgrupos, uno de adolescentes entre 15 y 17 años no cumplidos, y otro entre 17 y 19 años no cumplidos. Sobre la condición matrimonio, se estableció como diferencia significativa si la adolescente se casa antes o después del embarazo. Por ello se requirió una joven entre 15 y 17 años no cumplidos, casada antes del embarazo, y otra entre esta misma edad casada después del embarazo. La misma relación se aplicó para el grupo de 17 a 19 años no cumplidos. Suman un total de cuatro adolescentes.

Para efectos del análisis de casos, posterior a cada entrevista se realizó una discusión "en caliente" (posterior a la entrevista), con base en las categorías de análisis previamente establecidas (esquema corporal, construcción de la identidad, sexualidad, adquisición de la autonomía y proyecto de vida), los objetivos de investigación y los lineamientos del marco teórico de referencia. El análisis dio como resultado, por un lado, los aspectos únicos de los casos en estudio y, por otro, los aspectos comunes.

CONSIDERACIONES FINALES

Por ser éste un estudio cualitativo-casuístico, cuya riqueza radica en lo particular de cada caso, se hace difícil la tarea de intentar recoger algunas líneas comunes y dispares que atraviesan los diferentes casos. Sin embargo, nos atreveremos a reunir algunos elementos significativos como aportes al estudio de la adolescente embarazada casada.

En este sentido, se analizan cada una de las tareas básicas de la adolescencia a las que intentó responder este trabajo de investigación, así como aspectos sobresalientes respecto a embarazo, matrimonio y otras conclusiones que se produjeron a partir de los hallazgos.

Con respecto a la elaboración de las tareas básicas propiamente, en cuanto a la construcción de la identidad como proceso básico de la adolescencia, se encontró que se trata de jóvenes que están negociando y tratando de resolver sus tareas, conflictos y su dinámica desde la lógica adolescente.

En algunos casos se trata de muchachas con recursos personales, entre ellos, acompañamiento de un grupo de pares bien consolidado, desprendimiento de la dependencia parental, proyecto de vida y búsqueda de autonomía; en ellas se percibe un sentido de mismidad, criterios sobre lo que desean en la vida, sentimientos de logro e identidad de género.

En los otros casos, las adolescentes buscaban la conformación de la identidad por medio de los roles adultos ante la insuficiencia de recursos internos. Por ello quedaron atrapadas en una pseudoidentidad. Éstas son jóvenes que en la adolescencia, se aislaron del grupo de pares y asumieron roles adultos como el trabajo asalariado o tareas del hogar y cuido de niños. Por otro lado, tampoco contaron con un acompañamiento real por parte de los progenitores que les brindara orientación y les facilitara un proceso de independencia adecuada. Estas acceden al matrimonio y al embarazo como la forma para elaborar su identidad en tanto las afirma y les resignifica desde su rol de mujer. Son mujeres para las cuales la identidad femenina está dada desde la maternidad y la tenencia de un compañero.

En todos los casos el proceso de construcción de la identidad se ve interrumpido con el matrimonio y el embarazo, dado que las adolescentes son devueltas al mundo del adentro y a los roles tradicionales, con lo cual quedan atrapadas nuevamente en la dependencia de la que estaban luchando por salir.

Al mismo tiempo, se encontró que los eventos de embarazo y matrimonio surgen de manera irreflexivo, con lo que pretenden resolver conflictos infantiles originados por carencias efectivas muy primarias. Con las conductas de "acting" se fractura el desarrollo de su identidad personal.

Otro proceso que se intentó analizar fue el de la adquisición de la autonomía. Con respecto a esta dimensión, se encontró que las adolescentes estudiadas ingresan a este proceso de distintas formas:

Así pues, con el embarazo y el matrimonio todas las adolescentes interrumpen el proceso de adquisición de la autonomía y son devueltas a la dependencia familiar. Sobre esto, vale anotar que tres de las adolescentes continúan viviendo con las familias de origen y la otra vive muy cerca de la familia, de manera que ninguna ha hecho esa ruptura.

Por lo tanto, fue una fantasía pensar que con el embarazo y el matrimonio lograron independencia, ya que aunque ahora posean roles adultizados, han quedado atrapadas infantilmente.

Otra línea articuladora en esta investigación fue la elaboración del proyecto de vida. En el caso de algunas de ellas el proyecto de vida tiene muy pocas posibilidades de ser estructurado autónomamente y responde a un constructo de tipo cultural desde su condición de género: ser madre y tener compañero. Se podría inferir que la maternidad y el matrimonio como única opción siguen siendo el proyecto de vida para muchas mujeres.

Otras eran adolescentes que tenían un proyecto de vida más amplio dentro del cual incorporaban actividades como el estudio con fines de profesionalización, independencia económica por medio del trabajo remunerado y continuidad en su vida social y recreativa. Sin embargo, con el embarazo y el matrimonio su proyecto queda reducido, por lo menos en lo inmediato, al rol de madre y esposa.

La situación se agrava cuando el embarazo se presenta recién iniciada la vida marital o antes de iniciarla debido a que se fractura más el proyecto de independencia original. O bien, cuando el compañero le restringe la vida social, laboral, académica o recreativa.

En los casos de las adolescentes que han mostrado previo interés y empuje en validarse como mujeres con roles alternativos, es probable que no abdiquen en su proceso de búsqueda de autonomía, negociándola desde su nueva condición.

En otro sentido, la conformación de la identidad sexual como tarea que también se debe resolver en la adolescencia, constituye otro de los rubros que se analizó dentro de este trabajo de investigación.

Sólo en uno de los casos la madre trabaja fuera del hogar y tiene una vida que modela valores más liberales, es la autoridad reconocida dentro del hogar. Las demás son mujeres ocupadas del cuido de los hijos, del hogar y muy sumisas a hombres agresores, alcohólicos e infieles; modelan el papel sexual de mujeres dependientes y débiles.

En todos los casos, se encontró una gran identificación de las adolescentes con la figura materna. Todas desarrollaron una fuerte dependencia con estas figuras a partir de la cual se instaura la imagen del ser mujer y desde el cual negocian su identidad femenina. A esto se debe que, aunque algunas de ellas han tratado de ensayar roles diferentes, terminan reproduciendo este mandato social, al cual acceden desde la historia familiar.

Desde este lugar, la sexualidad se ve permeada por valoraciones de tipo cultural, según las cuales el comportamiento sexual de hombres y mujeres debe ser distinto.

Todas las adolescentes entrevistadas tuvieron sus primeras experiencias sexuales con un único compañero que es su actual cónyuge. La mayoría antes del matrimonio, en cuyos casos las primeras experiencias están impregnadas de temor a ser sorprendidas o al embarazo, de manera que se ingresa a la vida sexual desde el no disfrute. Sólo una de ellas tuvo su primera relación sexual después del matrimonio y aunque no vive el temor al embarazo, lo temores y mitos que venía arrastrando, propios de su proceso de socialización, hacen que ingrese a la sexualidad desde lo traumático.

En ninguno de los casos el compañero se preocupó por la satisfacción sexual de sus parejas, mientras ellas estaban pendientes de que él lo disfrutara.

En síntesis, todos los casos coinciden en que en ninguna de ellas la sexualidad se vivió placenteramente. Las adolescentes no tuvieron una apropiación del cuerpo, lo que restringe la vida sexual a la procreación.

Los embarazos acontecidos de manera prematura en la vida sexual es otro elemento que ha obstaculizado que las adolescentes se apropien de la erotización del cuerpo en un momento en que la vida de pareja apenas se inicia. De hecho, se percibió en varias de ellas una cierta tendencia a la evitación sexual, a lo cual cabe agregar que no muestran sentimientos de inconformidad por la limitación que el embarazo traerá a las relaciones sexuales y a la vida de pareja. Al respecto, contrasta sólo una; para ella el embarazo no ha limitado en nada su vida sexual, más bien siente que el embarazo vendrá a reforzar su relación de pareja. Vale mencionar que se trata de una adolescente que ha vivido esta relación con mucho temor a la pérdida del compañero.

Sobre esta misma línea, otro factor interesante que se abordó fue el de elección de pareja que se encuentra estrechamente relacionado con el despertar sexual adolescente, enmarcado dentro de la conformación de la identidad sexual.

Es posible revisar, muy someramente, el modelo de figura masculina que introyectaron y que marca en todos los casos la elección de pareja. Los padres de las adolescentes son hombres muy machistas que dejaron grandes carencias efectivas en sus hijas producto de la desvinculación afectiva, el alcoholismo o el maltrato familiar.

Todas son jóvenes que hicieron su elección de pareja definitiva entre los quince y los diecinueve años, una época caracterizada por conductas de riesgo asociadas con las dificultades inherentes a la construcción de la identidad. Las elecciones se realizaron desde el "acting" como una forma de sustituir a las figuras parentales ante relaciones edípicas irresueltas, con lo cual se pretendía llenar carencias efectivas de tipo narcisista más que de encuentro con la pareja.

En el caso de unas, las relaciones ocurren como enamoramientos apasionados y con poca claridad en la elección, como una forma de estar juntos y de ensayar el rol sexual preparatorio para la vida de pareja más que por el deseo real de consolidar esa relación.

En otras adolescentes se encontró más claridad y argumentación para la elección. Sin embargo, accedían a la vida de pareja como una forma de salir de la casa y de ensayar un modelo de hogar diferente del que les ofreció la familia, así como la necesidad de confirmarse en su identidad femenina. El un caso particular responde también a una forma de ir en busca de la autonomía no posibilitada desde el núcleo familiar; y en otro caso responde a la manipulación por parte del novio.

En síntesis, todas las adolescentes acceden a estas relaciones de pareja y al matrimonio como una forma de definir la propia identidad y no porque se había alcanzado ya la madurez personal requerida para cimentar una relación de pareja estable. Por ello se corre el riesgo de que sean relaciones frágiles y poco duraderas.

Como elemento importante, vale destacar que el embarazo ocurrió con el primer compañero sexual (su actual cónyuge) y dentro de las primeras relaciones sexuales, en algunos casos durante la luna de miel, con lo que se rompe el mito de que el embarazo ocurre a consecuencia de la promiscuidad sexual o como producto de una vida sexual muy activa.

Finalmente, desde el inconsciente, todas las adolescentes han aceptado relaciones con hombres que, aunque parecen diferentes, de fondo manejan una estructura machista muy similar a la del padre, con lo que quedan atrapadas en la dependencia con parejas muy castrenses y tradicionales en su concepción de género. Así mismo, tienden a ser sujetos con una baja escolaridad, inferior a la de la adolescentes y que actualmente tienen ocupaciones informales de las cuales obtienen un subsalario, con el que difícilmente podrían sostener a su familia de no ser por la ayuda obtenida de las familias de origen de las jóvenes.

Otra de las dimensiones de análisis por las que cruza esta investigación es la aceptación de los cambios del cuerpo originados en la pubertad. Al respecto, se encontró que varias de ellas incorporaron los cambios físicos con sentimientos de valoración y estima personal. Se sentían atractivas y cómodas como mujeres y con la nueva apariencia de su cuerpo, lo cual fue proyectado en la imagen que transmiten con su comportamiento seductor, que a su vez es confirmado por los otros que a manera de espejo les devuelven esa misma imagen.

Sólo en uno de los casos, el duelo por la pérdida del cuerpo infantil no le ha permitido a la adolescente, un buen proceso de aceptación de los cambios físicos, por lo se percibe en ella un mal concepto de sí misma. Esto se evidencia en la poca importancia que le da a la apariencia física y al exceso de peso, lo cual no es esperaba en este grupo de edad.

Por otra parte, la aceptación de los nuevos cambios físicos que propicia el embarazo se asocian con los procesos de aceptación corporal previos, con la valoración que se le da al cuerpo y con el lugar que se le otorga a la maternidad en la construcción de la identidad femenina.

Al respecto, según los casos, se encontró:

Uno de los hallazgos que surge a partir de esta investigación es el significado que las adolescentes embarazadas casadas le dan al hijo o hija. Desde nuestra experiencia investigativa, hemos detectado que es la vivencia del matrimonio lo que más lesiona la elaboración de las tareas básicas, dado que le cercena, a la adolescente, el contacto con el mundo externo, en un momento que estaba rompiendo con la dependencia familiar, dejándolas sin el acompañamiento de los grupos de iguales y sin un proyecto autónomo. Incluso en ninguno de los casos el matrimonio fue una elección personal. Todas optaron por casarse por distintos motivos: salir de la casa, llenar carencias afectivas y por presión de la familia de origen.

Resulta interesante que con el matrimonio las adolescentes deben realizar una renuncia al mundo exterior, tan necesario en la adolescencia, mientras sus compañeros continúan su vida en el afuera igual que lo hacían cuando eran solteros. Desde ahí se podría afirmar que son las mujeres las que se casan.

Como una última consideración, surgida de la discusión de los investigadores, es posible que una adolescente sea menos vulnerable al embarazo y a conductas de riesgo generalizadas, si durante esta etapa encuentra suplidas sus necesidades de seguridad básicas, sienta acompañamiento efectivo y adecuado por parte de los progenitores, goce de un proyecto de vida que esté cumpliendo y tenga un grupo de pares que le ofrezca apoyo y contención.

De la misma manera, una adolescente embarazada no verá tan modificada o inalcanzable la realización de sus tareas si cuenta con el apoyo de una familia que la responsabilice, pero al mismo tiempo la apoye en la continuidad de su desarrollo personal.

LISTA DE REFERENCIAS

Aberastury, A.; Knobel, M. (1984). La adolescencia normal. Un enfoque psicoanálitico. España: Paidós.

Caja Costarricense de Seguro Social. (1994). Encuesta nacional de salud, San José, Costa Rica: Autor.

Cáseres, J; Escudero, V. (1994). Relación de pareja en jóvenes y embarazo no deseado. Madrid: Pirámide S.A.

Comisión Integral del Adolescente, (s. f). Juventud en cifras de 1980 -1992. San José, Costa Rica: CCSS- OPS.

Dirección General Estadística y Censos. (1996). Estadística vital. San José. Costa Rica: Publicaciones DGEC.

Donas, S; Rojas, A. L. (1995). Adolescencia y juventud. Aportes para una discusión. San José. Costa Rica: OMS.

Estrada, L. (1996). Para entender el amor.

Psicoanálisis de los amantes. México D. F: Grijalbo.

Grinder, R. (1987). Adolescencia. (6ta. reimpresión). México: Limusa.

Guzmán, L. (1997). Embarazo y maternidad adolescente en Costa Rica. Diagnóstico de situación y respuestas institucionales. (1 ra. ed), San José, Costa Rica: Programa Mujeres Adolescentes (Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia - Unión Europea).

Krauskopf, R. D. (1995). Adolescencia y Educación. (1 ra. reimpresión, 2da. ed). San José, Costa Rica: E. U. N. E. D

Madrigal, P. J., Sosa, J. D. & Gómez, B. M. (1992). El embarazo no deseado en Costa Rica : Informe de resultados. San José. Costa Rica: Asociación Demográfica Costarricense.

Murillo. M. (1996). Reflexión con adolescentes en torno a formas de violencia en sus relaciones de noviazgo. Un estudio exploratorio con adolescente de 16 a 18 años de dos colegios públicos del Area Metropolitana de San José. Tesis de licenciatura, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.

Population Information Programs. (octubre,1995). Population Reports. Cómo satisfacer las necesidades de los adultos jovenes. (Volumen XXIII, Número 3). Baltimore, Maryland, USA: Autor.

Ruiz, O. J. & lzpizua, M. A. (1989). La descodificación de la Vida Cotidiana. Método de Investigación Cualitativa. (Volumen 7). Barcelona, España: Publicaciones de la Universidad de Deusto Bilbao.